Cap. 14 - La Pequeña Playa.

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Cuando era muy pequeño solía ser alguien inquieto. Creo que era un niño que no tenía mucho que hacer, tampoco tenía muchos amigos. La mayor parte del tiempo era solo yo, solía tener un calendario para mí mismo. Un día a la semana era un evento especial. Tengo vagos recuerdos, pero sé que había un "Dia del Espía", era yo corriendo por el patio de mi casa, con binoculares hechos de dos rollos de papel higiénico, observando a los trabajadores de la casa desde lejos sin que me vieran. Me metía entre en medio de los camiones y era muy divertido. También estaba el "Dia del Campamento", ese día tomaba una sombrilla, la abría dentro de la casa y la ponía en la sala y debajo de ella ponía almohadas y sabanas donde me metía y acampaba todo el día bajo la sombrilla. En el "Dia de Canto", solía hacer mis propias canciones y cantarles a mis peluches y a los de mi hermana. Ella tenía más que yo, de los que recuerdo que eran míos estaba "Roberto" y también estaba "IK", era mi peluche favorito. Un oso de manos largas del que mi madre se deshizo cuando pensó que ya estaba muy grande para jugar con peluches. Recuerdo que estaba el "Dia de las Marionetas" donde montaba shows de marionetas para mis peluches usando otros peluches o simplemente mis manos, también hacía shows con la luz apagada y tratando de hacer formas con las sombras de mis manos en la pared. También estaba el "Dia del Escritor" donde hacía mis propios libros. Inventaba una historia corta sin sentido y cuando ya la tenía escrita en pequeños cuadros de papel, engrapaba esos cuadros con dos cuadros recortados de un folder por ambos lados y hacia un libro, luego en el lado delantero de folder dibujaba una horrible portada. Aunque las recuerdo muy llamativas, recuerdo haber hecho varios libros, unos doce aproximadamente, "El Toro y El León" lo recuerdo muy bien, era una pelea entre un toro y un león, pero no recuerdo que estaba escrito. "La Guerra en el Espacio", "El Espía", "Football Callejero", entre otros éxitos. Irónico que de pequeño podía hacer mis propios libros y ahora no puedo ni encontrar una editorial.

En resumen, era un niño muy activo, con sueños podría decirse o quizás era ignorante de todo y solo la pasaba bien con lo que tenía a mano. Mi hermano pasaba con sus amigos y mi hermana pasaba con sus muñecas. Siempre le pedí a mis padres un hermano menor pero siempre decían lo mismo: "¿Otro Daniel? No gracias."

Así que a pesar de que fue una infancia un tanto solitaria, no puedo decir que fue una aburrida. Cuando Thunder llegó, fue mucho más divertida aún. Fue como el hermano que siempre quise, pero desnudo. Cuando no estaba bañándolo en contra de su voluntad me encontraba dándole de comer, o poniéndole su mantita para que no le diera frío en la noche o sacándolo a pasear. La calle donde vivo es un tanto peligrosa, no solo por los asaltantes, sino que es la calle principal por donde pasa el equipo pesado del Puerto y un niño caminando por ahí puede morir si no voltea a ver a ambos lados antes de cruzar. Así que cuando tenía que sacar a pasear a Thunder mi madre solo me dejaba ir a la pequeña playa o al menos así la llamaba yo.

Justo detrás del patio donde todos los camiones estaban, alguien había tirado arena de playa por alguna razón. Creando así una calle, un atajo a otra avenida, pero que ningún carro pasaba, porque estaba hecha de arena. No había nadie tampoco, así que Thunder y yo podíamos pasar todo el día llenándonos de arena los pies, solíamos hacer carreras de punta a punta de la calle o simplemente jugábamos a traer una rama de un árbol. También soplaba bastante brisa en ese lugar, así que era donde llevaba mi cometa que bautice como "Saúl", tengo la mala costumbre de nombrar la mayor parte de cosas que me rodean desde que soy pequeño. Mis primeros celulares tenían nombres o incluso mi mochila. Hoy en día solo mi cometa se llama Saul, mi batería se llama Emilia, mi ventilador se llama Westinghouse, mi laptop se llama Hewlett, mi arbol navideño se llama Aguinaldo y mi reloj se llama Toodles, pero hasta ahí.

Eran buenos días aquellos donde podía ignorar todo a mi alrededor y solo ponerle una correa a mi perro y salir a caminar. Eran buenos días...

THUNDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora