Estando en la escuela de vez en cuando había una clase que pedía que pusiéramos algodón en un vaso de plástico, le abriéramos hoyos, y metiéramos semillas de frijoles ahí. Usualmente cuando lo hacía mis frijoles crecían, duraban un par de semanas y luego morían, ya sea porque no los alimentaba bien, o quizás el crecer en un vaso no les daba las mejores condiciones de vida. Así que cuando mis frijoles morían, yo los volvía a plantar. Siempre solía poner dos en cada vaso, y eran mis tiempos en que me dormía leyendo la Biblia para poder decir que al menos la había leído una vez en mi vida. Y los nombres de los dos hermanos me gustaron, Caín y Abel, fueron los nombres de mis frijoles. Llegue a tener varios de estos frijoles. Y aunque morían y luego empezaba a sembrar otros, siempre les ponía los mismos nombres. Quería creer que seguían siendo los mismo, creo que creía en la reencarnación por 0.5 segundos. Los frijoles nacían, pasaban dos semanas, y morían. Solo llegué a intentar crecer a Caín y Abel siete veces, después me aburrí y decidí que las plantas requerían más atención de la que un niño podía dar y los dejé ir.
Hoy en día tengo una planta llamada "Rosmery". Porque así se llamaba la muchacha que me la vendió. Y debo decir que es muy querida y saludable. Te amamos Rosmery.
ESTÁS LEYENDO
THUNDER
No Ficción"THUNDER" es una historia sobre un perro y su dueño. El porque se conocieron, y el porque se separaron. Asi de triste como suena. Una historia principal y varios relatos dentro de ella, porque divague bastante. La curiosidad mato al gato, al conejo...