La pelirroja.

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Una chica buscaba frutas de los árboles, y escuchó un estruendo muy fuerte, unas horas de tortura para ella cesó, parecía una guerra, y ella tenía tanto miedo de estar en medio de ella que se subió a un árbol y no bajó.

Ella era ninja, pero no quería volver a la guerra, tuvo suficiente cuando era niña y la vivió, tiempos oscuros que no quería volver a ver.

Tuvo el valor de ir a ver para sanar a los heridos, pero encontró a un solo hombre.

- No te preocupes... Yo... Te sanaré... - notó que el hombre cayó inconsciente.

A duras penas logró llevarlo a su casa, lo puso en su cama, le quitó la armadura y lo sanó cómo pudo. Ya no se preocupaba por el bienestar del desconocido si no el suyo.

Agarró espátula y sartén, estuvo atenta días, esperando a que despertara.

Un día derrepente le dió fiebre, le puso un paño tibio y suspiró. Lo miró de arriba a abajo el hombre estaba guapo.

- (¡¿Qué rayos estoy pensando?!... Bueno el hombre si está guapo... No me lo negaré pero ¡No pienses eso!) - se regaño a sí misma - (Mejor no me distraigo más) - le retiró el paño y lo fue a cambiar pero una mano la detuvo, era gruesa y fuerte, cuando la sintió supo que el hombre había despertado.

- ¿Quién eres? - habló serio, la pelirroja se cuestionaba si de verdad estuvo bien salvarlo.

El hombre le soltó la mano al ver que la lastimaba, la chica con ojos llorosos se volteó sobando su mano.

- Ku-Kurai. - dijo retrocediendo, el hombre se estaba sentando, pero le dolía mucho todo el cuerpo - N-No te pares... Esta-Estás las-lastimado.

- Hmmp. - gruñó molesto.

- Debes... T-tener hambre... - salió para traerle comida. Debía dar buena impresión para intimidar lo luego y saber qué le pasó pero estaba dando muy mala impresión.

Al llegar a su habitación en la que se hospedaba el extraño se tropezó con ella misma y la comida salió volando.

Sintiéndose por primera vez la más avergonzada y afortunada, pues el plato con los huevos cayeron en las piernas de el de cabello largo y el jugo de naranja con el vaso cayeron en el escritorio.

¿Sentirse orgullosa o avergonzada? La chica escogió la segunda.

- L-Lo sie-siento soy t-torpe. - ¿Desde cuándo era torpe? ¡Desde que ese hombre llego a su vida!

Sólo todo los ojos y ni las gracias dió, ahora se sentía ofendida, lo ayudó, le dió hospedaje, ¡Evitó que muriera! Y ni un gracias le daba ahora sí se enojó.

- ¿Y las "Gracias"? No las escucho. - dijo molesta. El mayor suspiró rendido, no pelearía con ella, seguro es la única que no sabe quién si no lo hubiera dejado allí.

- Hmmp. - respondió como un gracias.

- No te escucho. - dijo molesta.

- Hmmp. - volvió a decir.

- Eres un hombre de pocas palabras, así que tomaré eso cómo un Gracias. - dijo resignada - Buenas noches.

Al volver en la mañana vio al hombre caminando, o tratando de caminar por su cuarto, estaba muy dolido, las heridas profundas no estaban totalmente cerradas y con cada movimiento dolían un montón.

- ¿Qué hacés? Deberías estar descansando, tus heridas no han cerra... - la miró enojada, no descansaría para vengarse de Hashirama.

- No me digas qué o no hacer. - dijo causándole miedo a la chica quién retrocedió por instinto. Suspiró y se llenó de valor.

La Hija De Madara - NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora