Felicidad.

603 48 31
                                    

Después de haber dejado a Yui, había quedado sola; una ciega, con un mapa era algo totalmente inútil.

Al irse de la casa de el hombre y su familia no había pedido indicaciones.

Suspiró.

Intentó regresar sus pasos para regresar a Yugakure, pero fue inútil, así que decidió caminar deambulante tan sólo.

Casi una semana después, sintió por fin vibraciones en el piso, corrió en aquella dirección y sonrió mentalmente al escuchar la voz del guardia.

- Raikage-Sama hablará contigo. - le dijo un guardia.

- ¿Raikage... Sama? - preguntó - ¿Estoy en Kumo?

El guardia la miró y notó la ausencia de sus ojos, no le respondió nada, y la dejó en manos del Raikage.

Había sido vuelto a llamar unas horas después, escoltó a la chica hasta un departamento vacío y se fue; y aunque dicha chica le daba curiosidad no podía preguntarle al Raikage.

Vestía un traje verde, que si no fuera por las vendas un poco desgastadas en ella, se le vería más de lo que se debía mostrar, usaba unos zapatos de esos que eran un poco más moderno pero no tenía zuela, caminaba descalza, su cabello suelto era liso, con dos mechones de color rojo, algo singular, y tenía dos ligas en ambas manos.

- ¿Cuál es tú nombre? - que tonto de su parte, ya se lo había preguntado.

- Soy Kya. Kiuchi Kya. - le sonrió amable - ¿Estás libre? Es que hace mucho que no almuerzo. - dijo nerviosa - Un mapa es inútil cuando está en manos de una ciega. - trató de explicarse con la garganta un poco maltratada.

- Ya veo. - se pasó la mano por la nuca - Mi trabajo es escoltarla, señorita.

- Entonces vamos. - dijo corriendo alegremente saliendo de el apartamento pero paró.

- E-Espereme. - ella lo agarró de la mano y prácticamente lo arrastró hasta cualquier parte mientras esquivaba a las personas - ¿De verdad eres ciega? - le preguntó al notarlo.

- No tengo ojos, ¿Tú qué crees? - le respondió con recelo y se detuvo - ¿Dónde puedo comprar comida? Me muero de hambre. - el la guío hacia un nuevo restaurante.

Ambos comieron incómodo al no saber que decir, y al terminar de comer volvieron caminando.

- Atsushi. - habló el chico - Mi nombre es Atsushi.

- Oh, perdón por no preguntar. - se rascó la nuca nerviosa.

- ¿Tienes familia? - la había visto llegar sola, y este no sabía nada de ella.

- No. - negó - Las Kiuchi me encontraron muy herida, me sanaron y yo desperté sin recuerdos. - dió un suspiro.

- Lo siento. - dijo mirando para otro lado un poco incómodo.

- Pero tengo a Yui. - sonrió levemente - Es mi mejor amiga, la considero una hermana. Además de que le pasó casi lo mismo que yo.

- ¿Y dónde está? - le preguntó - ¿Ella..?

- No, no está muerta. Escapamos de nuestro clan y la dejé ir a su casa. Ella si recuerda a su familia, aunque sea un poco. - su suspiró con decepción.

- ¿Te vas a ir de Kumogakure? - esa pregunta la sorprendió.

- ¿Por qué? - se recogió un mechón de pelo que le estorbaba.

- Oye, yo pregunté primero. - reprochó.

- En unos meses, quiero encontrar mi lugar. - le respondió con tristeza.

La Hija De Madara - NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora