Segunda Temporada

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(Antes de iniciar la segunda temporada abunda de recuerdos sin dueño).

Era un día totalmente oscuro, la lluvia caía sin piedad sobre toda Konoha, pero la única persona que estaba afuera era una mujer.

Las lágrimas de sus ojos no paraban por más que intentase. Levantó la mirada y se encontró con la tumba de su hermana y sus sobrinos, también la tumba vacía de su única sobrina.

Y es que ya habían pasado dos años más desde ese día, no habían vuelto a ver a Madara, la única pista de él era casi un cuarto de bosque incinerado.

Mito se había vuelto de un día para otro tan estricta con sus hijos que ellos apenas podían respirar, sin mencionar que durante esos dos años tuvo otro hijo.

Hashirama estaba que se volvía loco tratando de buscar a su amigo, ni rumores se oían de él, es como si hubiera desaparecido de la tierra, o peor, muerto.

- ¡Kya! ¡Niña, tonta! ¡Te dije que no me gusta el té con azúcar! - tiró la taza de té al piso.

- ¡G-Gomenasai, Tanaki-Sama!

- Eres muy estúpida, niña. - la mira mientras recoge el vaso - ¿Recuerdas que hoy en la noche serás una Kiuchi oficial? ¡Actúa como una!

- Perdón, Tanaki-Sama... - hizo reverencia y caminó hacía la salida - Quiero preguntarle varias cosas acerca del Clan....

- Vale, siéntate. - la chica se sentó al lado de la anciana.

- ¿Por qué el clan se dividió en hombres y mujeres?

- Los hombres de nuestro clan se fueron a la Guerra, y cuando terminó esta, decidieron separarse de nosotras. - le respondió simple.

- ¿Por qué? - giró su cabeza al frente.

- Los ritos de nosotras son lo que los espanta. - la chica apretó su mandíbula con un poco de miedo - Todos esos ritos han sido pasados de generación en generación.

- ¿También el de iniciación? - suspiró - Yuki está muy enferma, los doctores dicen que puede morir esta noche... Me gustaría quedarme con ella.

- Lo lamento, pero si no lo haces en la noche te irás en la madrugada. - le advirtió. La chica asintió - Buenos días... Kya.

- Buenos días, Tanaki-Sama... - al salir le preparó otro té a la anciana y repitió la misma escena desagrado. Hasta que por fin se lo trajo como ella quería.

- ¡Yuki! ¿Quieres algo? - sintió tristeza por su mejor amiga.

- No, gracias... - sonrió débilmente - Nunca te he hablado de mí por qué olvidé quién era. Pero he tenido sueños de alguien que yo llamo, "Oni-chan" y él me llama Yui. Yui Nohara.

- No hables mucho. - la ayudó a sentarse en la pared - Yo también, pero solo unas escenas, de una pelirroja que me buscaba y un hombre pelinegro que nos encuentra... Pero a diferencia tuya no sé qué dicen.

- ¿Serán tus padres? - le preguntó Yui emocionada pero sin moverse mucho.

- Ja, Ja, muy graciosa... - una sonrisa amarga se le asomó, probablemente sea la última vez que hablaran - Recuerda que Tanaki-Sama dijo que me había criado su hija pero que ella murió, y mi cabeza entró en un shock emocional y me hizo olvidarla.

- Tanaka-Sama, me dijo a mí que me había pasado lo mismo que tú. - ambas se sorprendieron.

- Eso...

- Solo significa...

- Una cosa...

- ¡SOMOS HERMANAS! - la chica pelinegra abrazó a la otra sin mucha fuerza.

La Hija De Madara - NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora