Prólogo

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"Tuve que caer para perderlo todo pero al final ni siquiera importa"

-In the end, Linkin Park



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¿Cómo le decís a un niño que mantenga las esperanzas en el mundo, si lo único que conoce es la oscuridad?

Niños que no conocen la palabra hogar, que las personas que deberían cuidarlos son en realidad sus verdugos.

¿Cómo les enseñas a que no odien al universo por ello?

Yo fui uno de esos nenes, asustadizos, que rogaban por una manta en las noches, y un pedazo de pan en el día. Recuerdo llorar hasta quedarme dormida el primer año en el que termine en ese lugar, en el orfanato Lyra Derry, en ese entonces tenía cuatro años. El año siguiente fue mejor, llego Blade a mi vida, mi mejor amigo, todavía recuerdo el día que llego, la primera vez que lo vi yo estaba sentada en el pasillo de las habitaciones hecha un ovillo, sola entre la oscuridad, temblando por una pesadilla, hasta que una mano pálida y fría se apoyó en mi hombro de forma reconfortante, y se quedó sentado junto a mi sin decir ninguna palabra en toda la noche, para ese entonces teníamos cinco años, desde ese día fuimos el soporte del otro.

Contábamos los días para que llegue el momento de nuestro cumpleaños número quince, porque ese era el año donde al fin nos iríamos de ese lugar putrefacto y vacío, nos encargarían un tutor legal, tendríamos un lugar llamado hogar, o eso pensábamos antes.

Hoy es el día donde cumplo quince años.

Hoy es el día en el que me voy.

Ya no creo en la esperanza de que afuera voy a encontrar un lugar mejor, no me emociona irme aunque haya sido mi motivación por mucho tiempo, ahora me da miedo dejar solo a Blade, su cumpleaños es dentro de dos meses, él todavía tiene que esperar que se cumpla ese lapso de tiempo, no quiero dejarlo solo.

Trató de convencerme con que él es feliz por mí, y puede soportar este tiempo si sabe que estoy afuera, pero no es suficiente para dejarme tranquila. Después de todo Blade era la única luz que conservo conmigo, no puedo dejar que se apague; él no es igual a mí, a pesar de todo no ve el mundo oscuro, mantiene una mirada llena de brillo y esperanza, mi deber es que así sea siempre. Porque si llega el día en donde su luz se extinga sé que significa que ya no hay esperanza en el mundo, en mí.

Yo soy como ese foco dañado en el medio de un pasillo desolado, que titila haciendo falso contacto con la electricidad, apagándose y peleando por brillar en cada instante, Blade es esa persona ingenua que todos los días sin cansarse se para arriba de un banquillo y trata de ajustar el foco para que se mantenga prendido.

Creo que sé el momento exacto donde perdí esa ingenuidad, ese momento donde me convertí en un foco inestable, fue cuando tenía seis, había cumplido mi mayor anhelo, tener una familia, me habían adoptado, pero mi felicidad duro poco, en específico, dos semanas. Me devolvieron como un paquete, un trámite sin importancia. Y en eso se volvió todo esto para mí, en un trámite sin importancia, donde la monotonía y la oscuridad se volvieron mis amigas.

Lo único que puedo pensar al recorrer estos pasillos grises es en que una vez fuera de este lugar, nunca voy a dejar que volvamos a pasar hambre, o siquiera frio, es nuestra oportunidad de ser libres, e iba a pelear por ello, con uñas y dientes si era necesario, pero tenemos que poder encontrar la tan anhelada paz, no por mí, sino por él, y esa era la única motivación que necesito, es una promesa, una que cumpliré a toda costa.

El pasillo termino, la entrada se encuentra tal y como la recordaba, pocas veces teníamos permitido venir para acá, los adultos me miraban despectivamente, sin muchas explicaciones me hicieron firmar unos papeles, que básicamente los libraban de cualquier daño que me ocurriera a partir de ahora, y sin esperar más me presentaron al que a partir de ahora va a ser mi tutor legal, Eider Gastrell, su aura no auguraba nada bueno.

Con una sonrisa desdeñosa tratando de ocultar su poco interés, agarro mi mochila con mis pertenencias y con una mano apoyada en mi hombro, que me retuve a quitar con desagrado, me guio hacia la salida. Antes de cruzar la puerta mire una última vez hacia atrás, pude ver como se escabullía unos pelos rubios tratando de no ser descubiertos, cuando se dio cuenta que mi atención estaba en él, me guiño un ojo y movió sus labios en silencio pronunciando "nos vemos pronto", sonreí mientras la puerta se cerró a mi espalda. Ahora el único sonido que quedaba eran el eco de nuestros pasos tratando de llegar a una vieja camioneta que nos llevaría hasta lo que sería mi nuevo hogar.

Sin saberlo el reloj empezó a contar en ese instante, fue el inicio a una nueva aventura que me arrastraría hacía mis raíces, pero lo importante es que no puedo dejar que el tiempo se agote. 



























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