Todo lo que somos hoy en día es gracias a nuestro pasado.
¿Ahora entendes por qué es tan importante que conozcas el tuyo?
Tic...toc...Raven, el juego comenzó.
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Primer borrador, puede contener errores, voy a tratar de corregirlos un...
"Sigues teniendo esa tristeza aunque es difícil seguir adelante y seguir aguantando la carga así que déjalo ir. Está bien no estar bien. Esa frialdad que cargas, te congelará. Dale un minuto y estarás bien, porque no puedes ver la luz cuando es medianoche"
"Sólo quiero quedarme en cama pero tengo que sacar esos pensamientos de mi cabeza"
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Los mensajes ya se estaban haciendo con frecuencia, yo seguía ignorándolos, aparecían después de cada episodio, como si supiera todo lo que hago en el momento exacto.
Pasaron tres días desde que me saltee las clases y tres días en donde no volví a ir.
Hoy por desgracia ya era jueves y tenía que volver. Les parecía raro mi inactividad en el colegio y podrían llamar a un asistente social. Con Eider llegamos a un acuerdo que él iba a trabajar y yo volvía al Instituto. A los dos nos convenía.
En el transcurso de salir de la casa, vi que Gastrell estaba en la cocina, lo cual era un avance que no esté tirado en el sillón, parecía que si iba a cumplir su parte del trato.
Antes de ir al colegio le mando un mensaje a Blade para vernos a la salida. No pasan ni dos minutos que mi celular vibra con su respuesta.
Rubio Hueco: Te paso a buscar cuando salgas :)
Sonrió por su respuesta para después seguir con mi camino.
Me pongo mis auriculares y enciendo para que se reproduzca mi música.
Después de cuatro canciones llegó a mi desagradable destino.
Me dirijo hacia mi taquilla y me saco los auriculares; los guardo dentro, y saco los libros de la clase que me toca, para después ir hacia allí.
Al llegar al aula ya hay personas sentadas en sus puestos, voy a la última fila y me siento en el lugar de la esquina.
Abro mi cuaderno y empiezo a dibujar garabatos por toda la hoja, cualquier cosa que venga en mi mente, la plasmo en el dibujo, cualquier número o palabra; Era mejor que prestar atención a lo que me rodea.
Apenas apoyo la punta de la lapicera en la hoja, entra la profesora y comienza a hablar.
Finjo prestar atención y sigo escribiendo.
Pasaban los minutos y cada vez más se llenaba la hoja, ocupando cada espacio en blanco. Combinado colores de lapiceras, no sé porque las cambiaba sólo agarraba la que sentía que tenía que usar, las elegía inconscientemente, estaba tan metida en mi mundo que ya no sabía en qué materia estaba.
