James Potter y el mapa del merodeador

Tiempos oscuros

El sol brillaba sobre aquel pequeño pueblo que solo constaba de unas pocas calles y un gran río. A las orillas de este, vivía Eileen Prince junto a su hijo de piel cetrina y nariz ganchuda, en la esquina de la calle de la Hilandera.

Al otro extremo del pueblecito, más allá de las hamacas y el tronco hueco del parque vivía una muchacha rubia que en aquel momento, se encontraba junto a su novio, quien hablaba muy orgulloso de pensar en dejarse el bigote de morsa.

En la habitación contigua se encontraba su hermana, una muchacha pelirroja deseando que Petunia pudiera hacer un muffliato cuando hablaba con Vernon y así ella no tenía que escucharlos. Llevaba una semana encerrada en su cuarto, luego de su llegada a casa por Navidad. Se encontraba sentada junto a la ventana, leyendo un libro de historia de la magia de mil páginas. El sexto que leía en aquellos siete días.

Porque era lo único que se había dedicado a hacer, dado que no quería encontrarse cara a cara con el novio muggle de su hermana. No es que detestara a las personas sin magia, pero ese muchacho era el más muggle de todos los muggles. Ignoraba a todas las personas que hicieran la sola mención de la palabra magia, parecía tenerle fobia a lo extraordinario.

Pero Lily hubiera leído esos libros mucho más rápido si no pensara tanto en su amigo. En su cuarto día en casa, fue con sus lecturas a orillas del río y no pudo ignorar las luces que emanaban constantemente de la casa de la familia Snape. De lejos, a través de la ventana abierta pudo observar a tres chicos que conocía muy bien: Con su pelo engominado y rubio, se encontraba Lucius Malfoy; Con su pelo de risos negros desordenados y su imperiosa y áspera voz, Bellatrix Black; Acompañada de su hermana de pelos rubios y tono pálido, Narcissa Black.

Los de cabello claro eran cinco años mayor que ella, los había visto en sus primeros años en Hogwarts y Severus se había hecho particularmente amigo de aquel muchacho: Lucius. Quien también era novio de Narcissa, hermana de Bellatrix. Las dos chicas eran primas de Sirius Black.

Pero lo que aterraba a Lily no es que solo se juntaran, sino que los tres eran aficionados a las artes oscuras y descendientes de magos de Sangre Pura que despreciaban a muggles e hijos de muggles, como ella. Temía por las decisiones de Snape, por los tiempos que nos atacaban, tiempos oscuros.

Tom Sorvolo Ryddle era un antiguo alumno de Hogwarts. Un Slytherin, amado por sus profesores, premio anual, prefecto, astuto y persuasivo. Pero, por sobre todo, poderoso, muy poderoso. Y el ya no era aquel Tom que los maestros querían, se hacía conocer como Lord Voldemort o el Innombrable, para aquellos que temían. Tenía sus seguidores, sus "Mortífagos", todos con unas mismas ideas en común: Voldemort era el amo, obedecer a lo que él decía, una afición a las artes oscuras, ser de sangre pura o mestiza y querer exterminar a los magos hijos de muggle, porque eran una aberración al concepto de hechiceros y la naturaleza.

Y Lily no quería pensar lo peor, pero su amigo tenía cada una de aquellas ideas al igual que aquellos chicos, y lo había descubierto en su quinto año después de que el la hubiera insultado con el término de "sangre sucia".

Parpadeo suavemente y refunfuño, se había perdido de vuelta en el libro. Trato de dejar su mente en blanco, pensando que después se lo preguntaría a Sirius Black, primo de Narcissa y Bellatrix, y amigo de James...

Pero la volvieron a atacar más y más preguntas ¿Por qué James no le había hablado? ¿Por qué no se había despedido? ¿Por qué no le había mandado una carta?

Lily no había obtenido noticias de el desde su llegada a casa y temía al pensar que el la estaba usando solo como un trofeo más a su colección de chicas conquistadas. Solo pensaba en que James la había besado porque era la única chica en Hogwarts que no se inclinaba ante él. Pero claro que había que remarcar aquel era. Dado que ya lo había hecho... James Potter había conseguido lo que quería: ella estaba perdidamente enamorada de él.