Slytherin, su feminismo y elegancia

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Intentaron conciliar el sueño durante toda la noche, pero ninguno de los dos pudo conseguirlo. James y Sirius se sentían verdaderamente culpables. Remus y Peter los matarían cuando se enterasen que habían perdido el mapa, el mapa que era de los cuatro.

Remus se despertó temprano, como era habitual, para levantar a sus amigos, pero para su sorpresa, James y Sirius ya estaban sentados sobre sus camas, con los ojos abiertos pero algo rojos e irritados. Se notaba desde gran distancia que se habían desvelado.

-¿Se quedaron hasta tarde planeando la broma? –Pregunto inocentemente, a lo que ambos gimieron.

-No, pues… En realidad… -Balbuceaba Sirius.

-Vaya Canuto, has perdido el habla… ¿Me dirás que no pudiste dormir porque soñaste una noche salvaje con McGonagall?

A pesar del sueño y que estaba algo desorientado, James soltó una risita.

-¡Cállate Lunático! –Le espeto Canuto enfadado, mientras Peter se removía entre sus sabanas dispuesto a no despertar.- Hemos perdido el mapa, eso es lo que ha pasado… ¡Hemos perdido el maldito mapa del merodeador!

-¡¿Qué?! –Grito Remus, despertando a Peter quien cayó de su cama.- ¿Pero cómo… como es que… pudieron ser capaces de perderlo?

-No ha sido adrede. Solo que bajamos con él, se nos resbalo de las manos y no pudimos volver para buscarlo porque la señora Norris ya lo tenía entre sus garras –Explico Cornamenta mientras observaba con miedo el semblante aturdido de Remus. El chico lobo tenía sus razones de enojarse: el había sido el aportador de la idea y el que más había ayudado en su creación- Pero… Pero si quieres podemos… Ir al despacho de Filch y recuperarlo.

Todos se mantuvieron en silencio por unos segundos, esperando la decisión de Lunático, quien bajo la mirada al piso pensando la idea. Finalmente, volvió a la vista a sus amigos, pero con una gran sonrisa.

-No, no es necesario James, piénsalo… Nosotros ya nos vamos y me parece bien que quede aquí, de cualquier forma tiene nuestras firmas y será como nuestro legado en Hogwarts.

-Pero… ¿Y si llega a manos equivocadas? Imagínate que McGonagall se lo queda, o el mismísimo Filch.

-De cualquier forma, ninguno podría utilizarlo. Primero, porque dudo que algún profesor se interese en un viejo pergamino y segundo, Filch es squib, no puede emplear magia… Y si pudiera, el mapa solo lo insultaría. ¿No recuerdan que insulta a todo aquel que quiera leerlo y no sepa la contraseña? Además, tiene un sistema que lo hará reconocer un buen bromista para darle pistas que lo ayuden a encontrar la frase activación.

-¿Piensas que en algún futuro algún buen bromista se adueñara de el? –Pregunto incrédulo Sirius, a lo que Remus asintió- Claro, y se lo heredara a nuestros hijos –Se burló con sorna- Solo espero que alguna vez llegue algún Gryffindor que ponga Hogwarts de cabeza y ame el oficio de molestar a los Slytherin… Ahora que nos vamos no quedara nadie que sea tan valiente como para seguir nuestros pasos –Culmino arrogantemente mientras cerraba con un fuerte golpe la puerta de la habitación, retirándose de allí y dejando a sus amigos pasmados.

James Potter y el mapa del merodeadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora