El mapa del Merodeador

2.7K 195 16
                                    


Nunca había mirado con tanto detenimiento las pecas de su pelirroja. Y ahora que estaban a dos centímetros, claro que debía de aprovechar para admirarlas.

Y había cosas que le tenía que agradecer eternamente a Canuto, porque aunque a veces sea detestable, este momento era su obra de arte. Y sí, porque solo Sirius Black es capaz de tirar a un amigo sobre la chica que tanto le gusta y ansia.

Cualquier persona lo hubiera detestado (dado por hecho que rodaron por todo el sendero hacia el Lago Negro, hasta topar con un árbol a sus orillas), pero James se lo agradecería toda la vida. Ahora estaba sobre Lily, a pocos centímetros. Y claro que es la situación más romántica del mundo, exceptuando el hecho de los arañazos, golpes, pelos enredados, ropa sucia, un poco de sangre por aquí y por allá, y que ambos estaban aullando del dolor.

Tenía unas inmensas ganas de besarla, pero sabía que eso la enojaría, o la pondría algo incomoda, más que nada estando todos allí. Así que la respeto y se corrió a su derecha (Claro que antes, le dio una última vista a su nariz llena de pecas).

Se sentaron juntos bajo el haya y observaron cómo sus amigos se iban llorando de la risa, dejándolos solos.

-Black está cada vez más demente.

-Ni que lo digas. Sigue algo mareado por lo de anoche. Al parecer fue el que más tomo, todavía lanza algún que otro hipido.

Lily rio arrugando su nariz. James se le acerco. Estaban a muy poco centímetros, como lo habían estado hace unos segundos. Pero...

-¡James! ¡Tienes que ver esto!

Sirius se acercaba corriendo, por suerte no había visto que aquellos dos ex enemigos que había lanzado por el sendero estuvieron a punto de besarse.

-¡Más vale que sea bueno Canuto!

-Créeme que sí.

Ambos chicos corrieron tras Sirius hasta llegar al castillo, apenas abrieron la puerta vieron la mejor comedia, casi de película.

Avery estaba con los brazos estirados, tratando de abrazar a Snape, quien tenía una mirada de aberración, asco y desprecio. De vez en cuando, Avery le tiraba un beso.

Había al menos, unas cincuenta personas alrededor de ellos y no paraban de unirse más alumnos. Todos reían, pero James y Sirius se retorcían agarrándose el dolido estómago. Parecía que las comisuras de sus bocas nunca podrían volver a ser serias.

Lily también reía (aunque trataba de comportarse, le era imposible). Al parecer los bombones de la caja rosa en forma de corazón eran de Avery y lo primero que había visto en la mañana eran los oscuros ojos negros de Snape.

-¡Vamos amor! ¡Sabes que te amo! Nunca podría vivir sin ti, Sev. ¡Bésame!

McGonagall se abrió paso entre los estudiantes, separando a los dos Slytherin. Cuando Severus pudo deshacerse de Avery dio media vuelta y vio a Lily, James y Sirius riendo a carcajadas. Se acercó al azabache.

James Potter y el mapa del merodeadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora