P.O.V Elizabeth.Blackjack nos llevó volando a la playa, lo cual, debo reconocerlo, es siempre genial pasar rozando las nubes a ciento ochenta por hora con el viento alborotándote el pelo.
«Aquí es —dijo Blackjack reduciendo la velocidad y descendió en círculos—. Al fondo, en línea recta, jefe»
—Yo me quedaré cerca, Percy —dije viendo el oscuro mar —tal vez a Poseidón no le agrade la idea de que yo entré a sus dominios.
—Gracias por venir, intentaré no tardar —dijo Percy, y se deslizó del lomo de Blackjack cayendo en el helado mar.
Blackjack me dejó cerca de la orilla y me senté bajo un árbol a esperar a Percy mientras comía algo de pasto.
El tiempo pasó, veinte minutos, media hora, una hora ¡Donde diablos se a metido! si no llega pronto es probable que Argos y las arpías se den cuenta que violamos el toque de queda.
No pude evitar pensar en mi sueño: en la imagen de Annabeth desmoronada y el sufrimiento de Artemisa al tomar su lugar. Estaba en el campamento sin poder hacer nada, había podido ganarle a Ares en un enfrentamiento y matar a Polifemo el verano pasado, pero no era capaz de ayudar a mis amigas.
Diez minutos después Percy salió disparado hacia la superficie. En cuanto emergió, Blackjack bajó zumbando, dejó que se agarrase de su cuello y lo alzó por los aires para llevarlo otra vez a tierra.
—¿Misión cumplida? —le pregunté.
—Sí. He rescatado a un bebé... de no sé qué. Pero ha costado mucho. Y por poco me arrasa una estampida.
«Las buenas acciones siempre entrañan peligro, jefe. Pero bien que me salvó a mí el pellejo, ¿no es cierto?»— terció Blackjack.
* * * * * * *
Blackjack se aproximaba a la cabaña de Poseidón, el cielo se bañaba con los primeros rayos de sol, cerré mis ojos y deje que me calentara, respire profundamente el aire frío de la mañana. ¡Me encantan las mañanas cómo está!
—Elizabeth, mira ahí —me pidió Percy interrumpiendo mi paz, suspiré y miré hacia el pabellón del comedor.
Entorné un poco los ojos pues la neblina de la mañana me dificultaba la visión, pero pude ver una figura, la de un chico, agazapada tras una columna griega, como ocultándose.
—¡Es Nico! —dije asombrada al reconocerlo —¿Que andará haciendo por allí? Recién amaneció y no es ni de lejos la hora del desayuno.
—Vamos a averiguarlo, algo le ocurre —dijo —Blackjack, déjanos allá abajo, ¿quieres? Detrás de aquella columna.
Blackjack aterrizó suavemente y nos bajamos de su lomo. Subimos por las escaleras que Nico tenía a sus espaldas. Él no nos había visto y seguía detrás de la columna, asomando la cabeza y pendiente de lo que sucedía en la zona del comedor.
Se oían voces. Dos chicas hablando en una de las mesas. ¿A aquellas horas? Eso era muy poco usual.
Lo teníamos a más o menos un metro cuando una idea cruzó mi mente, se me ocurrió lo que tal vez estaba haciendo.
—Percy —murmuré — ¿tienes la gorra de Annabeth?
—Si, ¿por? —contesto confuso.
—Prestamela.
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Elizabeth y La Maldición del Titán
FanficSeis meses han pasado desde que Elizabeth y sus amigos regresaron del mar de los monstruos, ahora Elizabeth, Thalía y Annabeth llevan un vida académica tranquila pero nada sencilla, o así es hasta que una llamada de auxilio llega. Elizabeth recibe a...