Capítulo 30 // Elizabeth.

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P.O.V Elizabeth.

Campamento Mestizo.
07:00 AM.

Desperté en medio del campo de fresas del campamento, apenas abrí los ojos y el sol me segó, tenía una dolor de cabeza insoportable y vestía una armadura que no era mía.

—¿Que demonios pasó? ¡Auch! —sentí una punzada en la cabeza y me llevé las manos a esta.

Lentamente me levanté, solo queria llegar a mi cabaña y dormir como seis meses seguidos.

Caminé con paso ligero hasta llegar al árbol de Thalía, en una de las ramas relucía en Vellocino de oro, por un instante esperé encontrarme a Thalía ahi. Pero eso era imposible, ella no regresaría en un buen rato.

Visualice el campamento, y apesar de solo estar fuera unos días, me parecía que me fui hace años.

—¡Identificate, extraña! —dijo un hijo de Ares, apenas bajé la colina, él me apuntaba con su lanza y me sacó de mis pensamientos.

—Soy yo, Elizabeth —dije sin ánimo y sin detenerme.

—Ah, eres tu...— dijo bajando su lanza y me sonrió de forma burlona —no sé si sabes pero Halloween ya pasó, no deberías de estar disfrazandote en esta época del año.

Yo lo ignoré y continúe mi camino hasta mi cabaña, lo único que quería era dormir.

—Hola... —dije al llegar finalmente a mi cabaña —...soledad mi vieja amiga —era triste pero Thalía ya no viviría más conmigo ni con Annabeth en el internado.

Y hablando de Thalía tendré que ver si sabe que pasó a noche, lo último que recuerdo es que estaba bailando con ella.

Me quite los zapatos, la armadura y finalmente me tiré en mi cama para por fin descansar.

* * * * * * * *



Una fuerte discusión me despertó.

No tengo idea de cuento tiempo dormí pero de una cosa estaba segura: No fue el suficiente.

Me puse las zapatillas, la armadura del campamento y salí pateando la puerta de mi cabaña.

Al salir me encontré con un Will muy agitado y con un golpe en el ojo. Afortunadamente no lo golpeé con la puerta.

—¡¿Qué rayos está sucediendo?! Por qué no dejan....

—¡Es Nico! —me interrumpió Will, eso bajó toda mi molestia —¡Una de las cazadoras se lo llevó a la casa grande!

—¡¡¿Que?!! Nico no puede ver a Bianca, no en el estado en el que está.

—Lo sé, intenté detenerla pero...

Yo comprendí, por eso tenía ese golpe en el ojo, no había tiempo que perder, salí corriendo con Will atrás mío.

Entramos a la Casa Grande pero era demasiado tarde, desde el primer piso se podían escuchar los sollozos de Nico. Y antes de que subieramos, el bajo corriendo por las escaleras, pasó a un lado de nosotros y salió por la puerta.

—Will... —volteé para mandarlo tras Nico pero él ya había ido tras él.

Subí las escaleras rumbo al cuarto de Bianca pero me detuve en la entrada, escuché sollozos, Bianca lloraba lo más silenciosamente posible. Me quedé unos minutos debatiendo si debería entrar, al final no lo hice y decidí dejarla tranquila.

Elizabeth y La Maldición del TitánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora