Capítulo 29 // Mi complicada vida.

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P.O.V Luka.

Bosque a las afueras de San Francisco.
1:00 am.

Desperté dentro del bosque que Hefesto me había dicho, las Gorgonas deberían de estar en alguna parte... Pero al poco tiempo de estar explorando el área, noté que él bosque no era del todo normal.

Una sensación me abordó, algo dentro de mí me decía que saliera corriendo de ahí ahora mismo. Y créeme, si eres un mestizo que sabe medir los peligros harás caso a ese instinto y saldrás corriendo.

Pero yo por otra parte, no soy ese mestizo. Y continúe mi exploración.

El bosque se extendía por kilómetros y kilómetros, o al menos eso me parecía a mí, tardé en darme cuenta que solo estaba dando vueltas, sin duda alguna el bosque era raro.

Y ahora, podrán pensar que no se podía poner peor mi situación, pero vaya que si se puso peor.

A la lejanía pude escuchar a los lobos ahullar, y desde hace un rato monstruos raros han estado apareciendo, algo los debería estar atrayendo específicamente a este bosque.

Pero no tuve tiempo de seguir pensando en eso, los lobos se escuchaban cada vez más cerca y de ser posible preferiría no matar lobos, eran mis animales favoritos.

Pensé rápidamente, mi objetivo principal era encontrar a las hermanas de medusa y recolectar sus esencias para Hefesto, pero en un bosque tan grande y plagado de monstruos era algo muy difícil.

Continúe caminando sin rumbo alguno, con solo la luz de la luna acompañándome... Hubiera dejado que algunas cazadoras me acompañarán... Así al menos tendría a alguien con quien platicar.

Pero después de matar a otra oleada de monstruos, vi a la lejanía signos de civilización, no muy lejos de un río, había luz... Tal vez ellos habían visto algo...

Habían pasado unos quince minutos desde que empecé a ir en dirección al río cuando caí en cuenta que serían mortales, y los mortales no podrían haber visto algo como una Gorgona...

Maldije un poco por lo estúpida que fue aquella idea, pero algo raro pasó, todo lo que podía ver era el cielo y las copas de los árboles. Algo me había derribado, con un rápido movimiento saqué mis cuchillos de caza y me quité de encima a mi atacante.

Y entonces lo vi, era una inmensa loba con el pelaje plateado que relucía con la luna a sus espaldas y debía ser sumamente sigilosa para que no notará su presencia.

—¡Extranjero, vuelve por donde has venido y no regreses más! —soltó la loba mientras me enseñaba los colmillos.

Ahora, estoy bastante seguro que pensaran que me volví loco, pero en realidad la loba me habló y me temía que no, no era la copa de vino que tomé con las cazadoras.

Pensé muy bien mis palabras, esa loba claramente no era normal, no solo por el hecho de que podía hablar, si no que también era más alta que yo por casi el doble.

Atrás de ella habían muchos más lobos de tamaño normal. Estaba en clara desventaja.

—¿Por que me atacas, loba? ¿Estoy acaso invadiendo tu territorio? —dije mientras pensaba en una manera de vencerlos.

—No hagas preguntas y vete— dijo mientras se adentraba en el bosque nuevamente —primera y única advertencia extranjero, no te acerques más o la próxima vez, iré a por tu cuello.



Me quedé un buen rato considerando aquella advertencia, pero debo admitir que me picó el mosquito de la curiosidad.

¿Que es lo que oculta aquella loba? ¿Acaso me protege de algo? O ¿Protege algo? Y ¿Porque su pelaje era tan bonito?

Elizabeth y La Maldición del TitánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora