Esperaba además de ver a los doctores y policías cambiando de turno para vigilar la habitación poder ver a Frank, pero no, solo otro desconocido que entra.
—¿Y la detective Jemisen? —pregunté desconfiado viendo al hombre que entraba.
El oficial que vigilaba la puerta lo había dejado entrar si, aunque teniendo en cuenta que ya habían intentado matarme no quería confiarme. Pero de todas formas el hombre saco su placa y me la enseño dejando que la viese con calma antes de volver a guardarla en su bolsillo.
—Este caso ya no pertenece a la policía, ahora es asunto del FBI dadas las... personas involucradas y los recientes hechos —dice con seriedad, quitándose el abrigo y dejando ver un arnes con el arma cerca de su pecho— en todo caso puedes llamarme agente Thomas, Daniel. Tengo entendido que querías un trato con la policía ¿No?
—Pensé que no estaban interesados.
—Sere franco y directo, nuestra agencia no está limitada por lo que la policía quiera o no, en todo caso mí jefe está al tanto del asunto y tiene interés en tu información —dice sentandose en la silla frente a la cama. Es bastante alto incluso sentado y su cara de pocos amigos me dice que no es tan bromista como la oficial— pero claro que nosotros también tenemos exigencias.
—¿Qué exigencias? —pregunto con igual seriedad.
—Si le das información a alguien más entonces este acuerdo de rompe —dice buscando en su portafolios, sacando un par de hojas de papel abrochadas para entregarmelas— revísalas con calma, te dejare mí número por si estás dispuesto a aceptar este trato o si quiere discutir algún punto del contrato.Tome sorprendido lo que me ofrecía para revisarlo por encima y luego al hombre.
—Una vez que firmes nos encargaremos de tu emancipación y los otros asuntos.
Ni si quiera se despidió, dejó encima de mí regazo una tarjeta con un número telefónico únicamente y luego se marchó por dónde había venido como si nada.
Suspiré a solas y guarde la tarjeta bajo mí almohada antes de revisar el dichoso contrato que me había ofrecido, palabras elegantes y rebuscadas solo para plantear que a cambio de arreglar mí emancipación y deshacerse de los crimenes de los que Punisher era acusado yo daría exclusivamente a ellos todo lo que sabía. No es que fuera un experto en contratos y esas cosas, pero por si acaso lo revise un par de veces mirando por las dudas si había letras chicas también o segundas intenciones pero no me pareció ver nada raro así que usando los nudillos marque en el pequeño teléfono del cuarto el número de la dichosa tarjeta.—Daniel, esperaba tu llamada —dice una voz algo ronca del otro lado,use ollé más grave en la línea que en persona.
—Decidí firmar los papeles, el único problema es que como sabes me arrancaron las uñas de las manos y entenderá que no puedo escribir una declaración —expliqué tratando de sostener mejor el tubo telefónico en mí oído— pero puedo dictarla o lo que sea, siempre que no deba usar los dedos estará bien.
—Lo entiendo, me disculpo por el erro, en ese caso llevaré el contrato modificado esta tarde y grabaremos tu declaración ¿Algo más que modificar?
—No, sólo era eso.
—Bien, entonces por la tarde nos volveremos a encontrar chico.La llamada se corta, fácil y rápido, dejo el contrato doblado sobre la pequeña mesita bajo el teléfono de cable y suspiro, necesitaba hablar con Frank de alguna u otra forma pero llamarlo directamente por alguna razón no me parece la mejor de las ideas, después de todo puede que el FBI borre su historial, pero la policía de seguro aún querra atraparlo, sería innegable el prestigio que eso les daría y a la vez desataría un caos de seguro en las calles ya que Castle es quién mantiene a esta a muchos criminales.
Cuando nuevamente la enferma de siempre ingresa a la habitación sonrió levemente y me acomodo en la cama para que ella pueda revisar mí estado y hacer las curaciones necesarias a mis dedos. Ella sabe que siempre volteo la cabeza porque la sangre y sobretodo la carne cruda me repugnan, no podría ver mis propios dedos con la impresión que tengo de ellos en mí cabeza, imaginar la carne sangrante y frágil, asquerosa, sin uñas, solo me dan nauseas, por eso la enfermera los revisa y con cuidado los trata antes de volver a vendarme y avisarme cuando puedo volver a ver. Es una mujer algo maternal y muy dulce, es por eso que me siento un poco culpable de hacer lo que pienso.
—Muy bien cariño, ahora voy a revisar los puntos de tu cabeza y las costillas —dice sonriendo, sus rizos atados en una coleta alta le caen por el hombro derecho dándole un aspecto aún más dulce.
—Gracias señorita —digo dejando que ella desprenda por mí la bata de hospital para poder revisarme cuidando de no hacerme daño.Tengo que esperar un momento en el que se despista lo suficiente preparando su equipo portátil de rayos x para poder tomar el celular de su bolsillo trasero y meterlo entre las sábanas cuidando de no hacer ruido. Todos estos meses de ladrón antes de conocer a Frank me dieron la experiencia necesaria para robar con sutilidad. Ella voltea un momento y me ve, así que me hago el idiota devolviéndole curioso la mirada.
—¿Qué?
—No, no es nada. Veamos tus costillas —dice acomodando la máquina cerca de la cama para empezar.Ella ve la imagen en el monitor a medida que el escáner bordea mí pecho sin tocarlo, y luego de tocar algunos botones y hacer un par de anotaciones ella vuelve a guardar todo sonriente.
—Eres un chico muy fuerte, de seguro te vas a recuperar rápido.
—Gracias —digo volviendo a apoyar ambos brazos en la cama.
—¿Necesitas algo más antes de que me vaya cariño?
—No se preocupe, pulsaré el botón si necesito ayuda o lo que sea —digo en el mismo tono respetuoso y amable.Lo único que puedo hacer es sentarme en la cama y quedarme viendo la TV aburrido mientras ella se marcha despidiéndose también del oficial de la puerta. Decidí esperar unos minutos para asegurarme de estar definitivamente a solas, es entonces que marco a escondidas el número de Castle para escribirle un mensaje y eliminarlo.
Necesitaba verlo a como diera lugar, y no solo lo necesitaba, más bien quería verlo.
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Punishment & Revenge [TERMINADO]
FanfictionFrank pensó que luego de la guerra podría disfrutar una vida agradable como padre y esposo sólo para acabar viendo a su familia morir ante la mafia. Daniel creyó que podía mantener un secreto tan grande como ponerlo todo en riesgo oculto de su padr...