Punishment & Revenge [TERMINADO]

#22: Visita secreta.

  —Yo estableceré el primer contacto con Daniel. Solo necesitamos esto.
  —¿Tú juego? —pregunto algo desconcertado mirando a Micro.
  —Esto no es solo el juego, es mí regalo especial por el lanzamiento. Aquí dentro, entre las instrucciones del juego, hay un mensaje para que puedas contactar con él —dice con cierto orgullo mostrándome el aparato— si todo sale bien, cuatro días más tarde debes presentarte con la identidad de Peter Castiglione, su tutor de historia por algunos años y ya que fuiste tan cercano a él querías visitarlo para saber cómo estaba.
  —No creo que me dejen pasar de todas formas.
  —Cuando Daniel te oiga hablar del otro lado se encargará del resto,estoy seguro de que lograrás entrar.
  —Eres un maldito genio Microman —digo sonriendo de lado.
  —¿Qué harías sin mí Frank? —se regodea orgulloso.

Preparamos una bolsa elegante y bonita con algunos dulces y ese tipo de cosas que van en los regalos junto con la edición especial del juego y una carta de agradecimiento hecha a puño y letra firmada por Liberman. Luego de eso él se marcha en su auto al hospital solo para no levantar sospechas.

Y nuestro plan funciona.

La excusa del regalo de agradecimiento al primer beta-tester que ayudo a sacar adelante todo el proyecto funciona de maravilla y como no pudieron hayar nada extraño en la canasta o el aparato prometen entregárselo ya que en ese momento está en rehabilitación.

Un par de días más tarde toca poner en marcha el resto del plan...

Camisa sin corbata, jeans y voy en taxi al hospital. Solo espero que todo salga bien, según Micro parezco un profesor promedio, un profesor de historia universal llamado Peter Castiglione. Cuando llego finalmente pago por el viaje y me dirijo al piso donde está Dan está alojado, pregunto a una enferma por la habitación del chico y ella se ofrece a acompañarme ya que de todas formas tiene que ir a retirarle el almuerzo. Tal y como suponíamos la policía me detiene pidiéndole mí identificación y preguntando mis motivos para esa visita entre muchas otras cosas mientras la mujer abre la puerta para hacer su trabajo, es en ese momento que el chico hace su parte, se acerca emocionado a la puerta donde el oficial me detiene y empieza a pedirle con emoción para que lo deje entrar insistiendo en que yo había sido su tutor y teníamos una relación cercana por lo que él hombre cedió finalmente con tal de contentar al chico frente a la enfermera.

  —¿Cómo te sientes? —le pregunto ya a solas en la habitación, mirándolo sentarse sobre la cama y cruzar las piernas como un niño.
  —Deberias saberlo ¿no? Estuviste cuidandome desde algún tejado o algo así, como un batman con fusil —dice riendo levemente, deja sus manos sobre el regazo y aprecio los vendajes impecables. Recuerdo el momento en que lo baje y lo cargue en mí camioneta, sus dedos en carne viva.— gracias por eso, si no fuera por ti estaría muerto, aunque ya no tengo idea de cuántas veces fue ese el caso.

Lo despeinó sonriendo y veo la consola que Micro le envío junto a la canasta a un lado de la cama.

  —Yo... Bueno, necesitaba verte y hablar, tengo una noticia que podría alegrarte —dice rápidamente, sonriendo de nuevo.
  —¿Y que noticia?
  —El FBI vino a hacer una visita y no de caridad, ya sabes, pensaron lo mismo que tú, el hijo de Solange debe saber cosas muy útiles de su padre —explica volviendo a poner esa expresión traviesa que suele tener habitualmente en la cara cuando planea algo— llegue a un acuerdo, dije que les daría toda la información y los ayudaría a cerrar algunos cuántos casos archivados a cambio de mí emancipación y más importante, a cambio de que "accidentalmente" se perdieran todas las pruebas, acusaciones de delitos y demás cosas del archivo de Punisher. Es como si nunca hubieras hecho nada malo ante la ley.
  —¿Negociante por mí? —digo divertido.
  —Aún mejor, gane por ti —dice con orgullo riendo.

Por alguna razón eso me hace feliz, verlo reírse animado, ver su humor de siempre y sus bromas me hace feliz. Si tiene la energía para molestarme entonces está mejor.

  —Me alegra ver que estás mucho mejor, ya me imaginaba que no eras la doncella trágica que tanto venden en las noticias —digo riendo levemente.
  —Claro que lo soy ¡Sufro a cada momento! —dice con dramatismo apoyando el dorso de su mano en la frente— soy una obra de Shakespeare.

Vuelve a reír divertido y con un movimiento de cabeza se acomoda el cabello. Sus rizos están más largos que antes pero de todas formas le queda bien, conmbina con su alocada personalidad. Su rostro se vuelve serio en segundos, baja la cabeza y empieza a jugar con la parte baja de su bata.

  —Lo siento... —suelta casi de golpe, viéndome con esa expresión de cordero tan compradora y sus grandes ojos oscuros— lamento haber dicho todo eso que dije de tu familia, no fue tu culpa y-y solamente me sentía molesto, siento eso y siento haber escapado, de verdad lo siento Frank, en serio lo siento.

Está vez me levanto y lo abrazo de forma paternal. Es solo un niño. Apoya su cabeza contra mí hombro en silencio y deja el cuerpo relajado contra el mío, no dice nada ni se mueve, pero no es incómodo, es agradable y él parece cómodo apoyado así.

  —Esta bien Dan, está bien.

Él se queda en contra mío unos cuantos minutos demás antes de apartarse sonriendo de nuevo con calma. Tiene una bonita sonrisa, calida.

  —También te tengo buenas noticias.
  —Cuando tú dices buenas noticias es porque alguien murió —responde burlón.
  —Entonces ya sabes que buenas noticias.
  —Seguro que a los federales no les hace gracia —sonríe de forma picara— pero yo estoy más que feliz. Habrá mucho por hacer apenas salga de aquí ahora que estoy libre.

Él parece animado, habla y charlamos por un buen rato hasta que el horario de visita se acaba, pero antes de poder marcharme siento como sus manos me detienen del brazo un momento.

  —¿Seguirás visitándome?

No puedo negarme cuando me ve de esa forma. Tal vez tengo debilidad por esa expresión inocente y manipuladora, pero no puedo negarle nada. Me estoy volviendo un blando.

  —Lo prometo.

La emoción vuelve a su rostro y me suelta, incluso si no tiene porqué, me acompaña hasta la puerta de su habitación donde está el oficial y me despide animado antes de que pueda irme.

Me siento bien por alguna razón.