Personajes inspirados en Eddie y Richie dea novela IT de Stephen King.
Jack conoce por primera vez el amor en todos los aspectos y el cariño de hay en una amistad, sentimientos nunca antes encontrados por su pasado oscuro.
❝El amor sí puede llegar...
Sam estaba emocionada, su mejor amigo estaba enamorado... pero la cuestión era ¿de quién? Y todos los adjetivos que le había nombrado eran positivos, ¿estará enamorado de ella?—¿De mí? —se preguntaba una y otra vez.
Los días nuevamente pasaban, el tiempo no se detenía y en ese tiempo, Sam aclaró perfectamente sus sentimientos, estaba enamorada de Jack.
Lo invitaba a salir, siempre estaban juntos o al menos el mayor tiempo que la pelirroja podía, aunque unas veces no se encontraba en casa y eso le daba un poco de celos, pero iba demasiado rápido para empezar a sentir celos... aún ni eran novios y ya empezaba con esos enojos que ella misma se causaba.
Su madre se daba cuenta que se vestía más "atractiva", al menos ya no se vestía de una manera rara.
«Me gustaría estar a su lado.»
Nunca antes había sentido todas las sensaciones con él.
—Estoy enamorada.
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—Jacks, Jacks, Jacks—repitió el de lentes sentado en el sillón mientras toca con sus dedos las mejillas de Jack al ritmo de sus palabras.
—¡Mis mejillas! —hizo un puchero.
—¡SEÑORA GRACE! —llamó Allen y al no recibir ninguna respuesta, sonríe con malicia.
—¿Por qué llamas a mi mamá... y p-por qué me ves... a-así? —lo vio con una expresión de miedo.
—No querías decirme si estaba tu mamá... —se acercó peligrosamente al menor.
—E-Eh... es que... —se incorporó bien al sentir la corta distancia entre él y Allen.
El azabache le dio un beso al menor, Jack sorprendido se encimó al mayor sentándose en el regazo del mayor, Allen aprovechando la posición pone sus manos en la cintura de Jack.
Sus labios se tocaron con firmeza, Jack incisivamente abrió su boca, lo cual el azabache metió su lengua intensificando el beso. Por falta de oxígeno se separaron, se miraron y vieron el sonrojo de cada uno y dieron una pequeña risa.
—Allen —habló el menor mientras seguía mirando los ojos grandes (gracias a los lentes) del mayor.
—Jacks—respondió.
—¿Qué somos? —preguntó tímido.
—Amigos.
—No, no somos amigos —relamió sus labios—. Los amigos no me tratan como tú, los amigos no deberían besarse como tú lo haces —suspiró sonrojándose más—. Conozco los límites que hay para todo pero los amigos no se aman... como tú.
Allen se quedó sorprendido.
—Así es, no somos amigos —habló mientras el pequeño le da toda su atención—. Y nunca lo hemos sido. Si me conoces como yo te conozco, deberíamos amarnos.
