Personajes inspirados en Eddie y Richie dea novela IT de Stephen King.
Jack conoce por primera vez el amor en todos los aspectos y el cariño de hay en una amistad, sentimientos nunca antes encontrados por su pasado oscuro.
❝El amor sí puede llegar...
Después de que los novios se despertaran, ambos fueron a desayunar junto a Grace.
—¿Y qué harán hoy mis niños? —preguntó la mujer llevando su plato vacío a la cocina.
—Su hijo hermoso y precioso me tiene una sorpresa —respondió Allen mirando a su novio que estaba sonriendo mientras consumía su comida.
—Bueno —sonrió Grace ya con el plato lavado—. Iré con Megan de compras, después nos vemos, pórtense bien —agregó y los chicos asintieron.
—¿A qué hora es? —interrogó el azabache llevando su plato a lavarlo.
—1:13 PM —respondió siguiéndole.
—Iré a un lugar —habló acabando de lavar agarrando el plato de su novio para lavarlo—. Quiero pensar en lo feliz que he estado pero también tristes momentos —explicó.
—Recuerda que tienes que estar en el parque Aladdin —sonrió y el mayor se secó las manos con un trapo para después agacharse.
—Sabes que no olvidaré —sonrió y le dio un beso a su Jacks causando que este se sonrojara.
—Cuanto te amo —el asmático correspondió el beso.
—Y yo a ti —se separó yendo a la salida de la casa—. ¡Adiós!
El azabache sonrió para después salir, sacó un cigarro de su pantalón y lo puso entre sus labios para encenderlo.
Caminó hasta ir a su antigua casa, por supuesto no la vendería, era un recuerdo bello que nunca olvidaría.
Entró en su casa y finalmente se sentó en su sillón.
—Me pregunto el por qué te fuiste —dio una calada a su cigarro.
Cerró sus ojos imaginando a su tía caminando alrededor de la casa, por aquí... Por allá.
—Tenías razón —rió—, mi primera vez sería con Jack ¡fue increíble!—abrió sus ojos con la imagen de Bella sonriendo sentada a su lado.
—Traté de ser tierno y respetuoso —torció el gesto.
—¿Y te gustó?—preguntó Bella en la mente de Allen, se imaginó su voz.
—Por supuesto, una noche que nunca olvidaría en mi jodida vida —volvió a dar una calada.
—¡No digas groserías! Ni fumes—Allen rió cuando ensoñó el regaño de su tía.
El de lentes volvió a cerrar sus ojos soltando el humo de su cigarro.
—Te extraño —regresó su vista a su lado y ya no estaba nadie.
—Maldita sea —bufó.
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—¿En serio piensas que un poema escrito por mí, le agrade? —preguntó Jack desde el teléfono.
—¡Por supuesto! Es hermoso—sonrió Sam desde la otra línea.
