Melancholy Blues ✤ || Gay

Capítulo 19

—Antes del 25 de diciembre—

10:11 PM

—¿Qué horas son estas de llegar, Sam? —la mujer habló con una botella en la mano.

—Perdón, estaba con mis amigos pasando nochebuena, vengo muy bien con mi noche hasta que se arruina llegando a esta casa y tu presencia no ayuda mucho —bufó la chica cierra la puerta de su casa.

—Veo que te cortaste el jodido cabello... —Leisha vio fijamente a la ojiverde.

—Quería completar mi estilo del que tanto hablas "te ves como un muchacho" así que me corté el cabello.

—Te ves horrible —se burló de la pelirroja.

—Como si tus comentarios me afectarán —rodó sus ojos yendo a su habitación.

—¡ME DAS VERGÜENZA! —gritó desde afuera de la puerta del cuarto de Sam.

La pelirroja bufó y empieza a desvestirse poniéndose su pijama.

Quería llorar pero recordaba las palabras de su mejor amigo Jack, él tenía razón en todos los aspectos, nadie tiene que insultar a alguien.

Estando en su sanitario, se ve al espejo, necesitaba quitarse el maquillaje, se lavó su cara con agua caliente, al terminar se secó con una toalla.

Al acabar, se acuesta en su cama. Estaba viendo hacia el techo, ese día fue el mejor que tuvo, estuvo con su verdadera familia.

Pero también estaba asombrada con la belleza que tenía Jack, eligió correctamente el atuendo para el asmático, no pudo sostener los sentimientos y lo dejó salir, se enamoró más de Jack.

Después de tanto pensar, decidió sacar un álbum de fotos, donde ella estaba pequeña y su padre estando con ella.

—Hace años—

—Papi... —dijo la pequeña Sam abrazando a su padre.

—Mande mi princesa —correspondió el abrazo.

—¿Santa Claus me dará un regalo? —hizo un puchero separándose del abrazo.

—Sabes que sí, eres una niña bien portada —le dio una sonrisa.

—Dave, necesitamos hablar —dijo Leisha desde la cocina.

—Corre amor, ve a dormir —ordenó Dave a su hija y esta asintió.

Sam se fue a su habitación corriendo torpemente.

—¿Qué quieres ahora Leisha? —preguntó bufando.

—Respondeme una pregunta —dijo casi llorando.

—Contestaré todo con sinceridad.

—¿Dónde estabas hace dos noches atrás? —le dio una mirada fulminante con lágrimas en sus ojos.

—Bueno... lo que pasa es qu-

—¡Encontré una mancha de pintalabios! —le gritó.

—Ya, está bien —dijo—. La noche en la que me dejaste afuera de nuestra casa, sólo porque había llegado tarde por el maldito trabajo —rodó sus ojos—. Las mismas cosas que te contó tu "amiga" ¿Y sabes qué? No te contaron mal, no te voy a negar que me besé con tu amiga —sonrió con malicia—, sí nos besamos, nos entregamos pero hasta ahí nomás, me pasé de tequilitas pero si estaba borracho, era por tu culpa.