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Tony esperaba ese momento con ansias. Necesitaba de Steve como nunca creyó necesitar a alguien en su vida. Ni siquiera al cerdo de su padre lo había necesitado alguna vez.

El beso se fue profundizando y las manos comenzaron a hacer sus propios juegos en la ropa del otro. El castaño desesperado comenzó a sacar las prendas del otro para seguir con las propias.
Ambos cuerpos estaban casi desnudos, solo les separaba la ropa interior que usaban.

- Tony... No... No podemos... - trataba de hablar Steve entremedio de los fogosos besos que el menor le daba.
- Steve... - Tony detuvo los besos para mirar a Rogers, la súplica se reflejaba en sus ojos - No me niegues esto... Lo necesito... Yo te necesito - rogó al rubio. Steve no pudo rechazar tamaña petición y se abalanzó sobre el cuerpo del castaño para sacar con sus propias manos la ropa que faltaba.

En un movimiento repentino, Steve se volteó con Tony entre sus brazos, para que el castaño quedase sobre el, sentado a horcajadas sobre sus caderas. Con apuro comenzó a besar y lamer todo el cuerpo a su disposición, paseando sus manos por el pecho, la espalda y el trasero del otro. El castaño se dejaba hacer.
La excitación entre ambos iba subiendo conforme los besos y caricias aumentaban.

Tony sintió el miembro duro de Steve entre sus glúteos y comenzó a moverse con afán de acariciarlo con su trasero.

- To... Tony... - dijo el rubio al sentir el movimiento. El olor de ambos estaba cada vez más fuerte y se mezclaba entre esas cuatro paredes. La idea de un celo del omega pasó por la cabeza de Steve, pero era imposible ya que a sus cálculos, el siguiente celo de Tony tendría que ser en 2 meses más. Aún así sentía que de su interior salía un calor muy parecido al que se experimentaba en esos días
- Steve... - trató de contestar el otro pero la excitación era mayor a las palabras.

Suavemente el castaño se posicionó sobre el miembro del rubio. La entrada del omega estaba chorreante, al punto de que el ingreso del otro no dolió, mas si le provocó un sonoro gemido que resonó en las paredes de la habitación.
Steve se sentía en la gloria. Un vago pensamiento pasó por su mente, de cómo jamás pidió a un omega varón en aquel prostíbulo. Se había perdido de tener así a Anthony. Bueno... En esos momentos el castaño era un beta, supuestamente.

Dicho pensamiento se suplió al notar que ahora ese cuerpo le pertenecía en su totalidad. No tendría que atender a otros alfas, sólo estaba para él.
Con eso, el más alto tomó las caderas de su contraparte y ayudó en el movimiento.

Ambos jadeaban, junto al sonido morboso de las pieles chocando hicieron que el rubio se viniera con todo dentro cuerpo. Al sentirse lleno, Tony derramó su semilla sobre el vientre de Steve.

Con suspiros entrecortados y a la ausencia de nudo, Anthony sacó cuidadosamente el miembro del otro. Al hacerlo, un pequeño "pop" se escuchó, lo que provocó risas cómplices entre ambos.
- Te extrañé como un loco - dijo Rogers, mientras se abrazaba al cuerpo del castaño que yacía a su lado.
- Yo también... Te deseaba tanto - respondió, ronrroneando de gusto y, sin saber mucho como hacerlo, expandiendo su aroma en la habitación - No pensé que mi primera vez como omega sería tan buena. Gracias por ser tú el primero.

Steve formó una "o" con sus labios en señal de asombro. Definitivamente no había pensado en eso. Realmente era la primera vez de Anthony como un omega y ahora él se convertía en su primer hombre. Y sería el último en la vida del castaño. Con aquel pensamiento en mente, besó tiernamente la cara del otro.

No dijeron nada más y entre besos y abrazos fueron cayendo en un profundo sueño.

A la mañana siguiente ellos seguían abrazados.
Steve fue el primero en despertar para encontrarse con aquella exhibición de ternura, lujuria y belleza.
El delgado joven dormía con el semblante en paz. Estaba tranquilo. Estaba feliz.

Pero él lo estaba más. Por fin tenía aquello que anheló tener por tanto tiempo: un amor y una vida. A alguien que pasaría el resto de su vida junto a él.
Tony despertó y le sonrió perezoso, estaba descansado. Como hace mucho tiempo no había tenido pesadillas durante la noche y eso le hacía sentir feliz.

Se miraron largamente a los ojos, hasta que Steve depositó un suave beso en sus labios y le dijo un dulce "buenos días" que derritió el corazón del otro.

Definitivamente, para ambos, era el mejor de los despertares.
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Hola bellezas! Cómo dije en un comentario en Multiversos, esta historia tendrá continuidad aquí solamente y ya no en la página de HSS.
Les amo!
🖤🖤🖤🖤🖤

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