La Venta

9

Sintió un calor en su espalda. Algo tibio estaba abrazándolo con firmeza. Poco a poco comenzó a despertar de un sueño para nada reparador.

Tuvo pesadillas, muchas a decir verdad.
En todas, Steve se iba con la señora Margaret y le decía que era un bueno para nada, que sólo servía en la cama y que ni eso podía hacerlo bien.

Cuando ya estuvo más conciente de su alrededor, pudo ver como el gran cuerpo del rubio descansaba a su lado. Estaba profundamente dormido.

¿Qué hacía ahí con él? ¿Acaso no debía cuidar de su esposa y futuro hijo?

Con rabia trató de safarse de su abrazo para salir corriendo de aquel lugar. Al intentarlo, Steve despertó.

- Buenos días Tony - dijo con voz adormilada aún.
- ¿Qué hace usted aquí? - preguntó alterado. Rogers pudo notar que otra vez lo trataba de usted.
- Estoy durmiendo a tu lado. Estabas llorando entre sueños y preferí quedarme junto a ti para cuidarte - respondió simplemente.
- Pero... - el joven no pudo reclamar ya que el hombre le había tomado el rostro y lo besaba tiernamente. Por un momento quiso alejarse, pero ese lazo interior estaba complacido en extremo. Fue así como decidió olvidar su situación y corresponder aquel beso.

Steve se asombró gratamente al saberse correspondido y continuó aquel beso lleno de ternura... Y un poco de calor, ya que lad lenguas estaban en una batalla por quien correspondía mejor a la otra.

Cuando ya la situación estaba tornándose más calurosa, unos golpes resonaron en la puerta.

- Joven Anthony, soy Peter. Vengo a ayudarle a levantarse y para que se pueda vestir, ¿puedo pasar? - ambos se separaron de golpe y Tony respondió un "claro, pasa" haciendo que el niño entre al cuarto.

Al entrar y ver la cama se quedó pasmado. El Señor Rogers estaba medio cuerpo sobre el joven Anthony y al parecer por sus gestos, él había interrumpido algo importante.

- ¡Se... Señor Rogers! ¡Disculpe! ¡No sabía que usted estaba aquí! - se disculpó avergonzado.
- No te preocupes Peter, ya me voy a mi habitación  por un baño y un cambio de ropa - dijo mientras se levantaba de la cama, volteó a mirar al joven - No olvides que hoy empieza tu instrucción, Tony. Margaret llegará a eso del medio día - dicho esto, se inclinó sobre el cuerpo del castaño y dejó un casto beso en sus labios para después salir de la habitación.

Peter estaba impactado.

Pero lo estaba gratamente.

El señor Rogers merecía ser feliz. Más si era con el joven Anthony. Desde que vio al joven supo que era alguien especial y eso lo hacía feliz.

- Joven, permítame ayudarle a llegar a su baño - dicho esto, le ayudó a salir de la cama y le llevó al cuarto especial.

Una hora más tarde estaba bañado y ataviado con un elegante traje color café con una camisa en el mismo color pero unos tonos más claras. Como lo hizo antes, Peter se encargó de quitar todas las pelusas para que el joven bajase prístino.

Bajó las escaleras y se encontró con la señora Margaret sentada en uno de los grandes sillones del recibidor. Ella al verlo, sonrió complacida y genuinamente feliz de verlo.

- ¡Anthony, querido! Me alegra tanto verte - la mujer se puso de pie y dentro de su rapidez se encaminó a besar y abrazar a Tony. - ¿Vamos al despacho de Steve? Ahí hay libros y mucho espacio para que podamos estudiar - dicho esto, jaló de la mano al castaño para llevarlo junto a ella a esa habitación.

Al llegar, se impresionó con que la mujer ya tenía todo preparado. Libretas, lápices grafito, una goma de borrar y hojas sueltas. Fuera de una gran pila de libros que estaba sobre el escritorio.

- Me di la libertad de organizar esto antes para que podamos estudiar - comentó alegre la mujer - Bueno, creo que Steven no te ha contado pero yo soy instructora de primaria, he trabajado con los hijos de las personas más acaudaladas del pueblo. Actualmente y como verás debido a mi estado, me es imposible poder recorrer las distancias que eso exige - tomó asiento mientras acariciaba su vientre - Es por eso que puedo hacerme cargo de ti, querido. Me interesa mucho saber de ti y qué sabes en cuanto a todo. Algo me han dicho de tu pasado...
- Bueno... - Tony se sentía raro. ¿Cómo era que la esposa estaba tan tranquila con enseñarle al amantes? ¿También sabía que había ejercido la prostitución? La cabeza le daba vueltas, pero de igual forma habló - Tengo 22 años y alcancé a cursar hasta tercero de primaria. Luego de eso y gracias a mi padre, no pude seguir... Sé leer y escribir, también operaciones matemáticas. Sé un poco de historia y  ciencias, esto último es lo que más me gusta. Todo gracias a una.... Mmm... Amiga que me daba muchos libros y de ahí aprendía solo - finalizó con una sonrisa. Se sentía confiado junto a esa omega.
- ¡Perfecto! Entonces te haré unas pruebas para saber tu nivel y desde ahí podemos avanzar, ¿de acuerdo? - con un leve asentimiento del castaño, Margaret comenzó a sacar algunas hojas escritas y se las pasó al joven para que comience a escribir.

Después de unas 5 horas, lo que tardó en terminar todas las pruebas que se le pasaron a Tony, la mujer estaba admirada.

No sólo sabía leer y escribir... Si no que era un genio... ¡UN GENIO!.
Si bien había preparado pruebas básicas, se le ocurrió llevar libros de matemáticas avanzados y extractos de ciencias también de un nivel superior... Y resulta que Anthony había superado todo con sobresalientes.
No podía más de felicidad. Tenía entre sus manos a un diamante en bruto que sólo necesitaba ser pulido.

Cuando se lo dijo al joven, éste no lo creyó. Imposible. En el prostíbulo siempre le decían que era un idiota, un tonto que nada sabía.

Sin embargo, aquella mujer le decía lo contrario...

- Por tus respuestas, creo que eres un genio mecánico matemático... - dijo mirando nuevamente las hojas en sus manos - Debo educarte en todo, pero pondré énfasis en esas aéreas - sentenció contenta - Haremos lo siguiente, vendré a darte clases de lunes a jueves hasta que mi estado lo permita. Será de 10 de la mañana hasta las 17 horas. Con ese tiempo y tu genio, en muy poco tiempo estarás al día con todo lo necesario y avanzaremos en tu área prodigio - finalizó ella para luego ponerse de pie. Anthony hizo lo mismo y ambos salieron del despacho.

Realmente era una sorpresa que la señora de la casa fuese así de amable y que lo quisiera ayudar... Quizás ella no sabía toda la verdad.
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Hola! Perdón por la demora... Pero estaba casi sin capítulos y tuve que avanzar...
Ya tengo hasta el 12 y el 13 en inicio!!!
Gracias por esperar y quedarse!