Anthony estaba feliz. Estaba mostrando las mejoras que su ingenio había creado para las máquinas extractoras. Lo mejor era que no eran costosas y eran muy funcionales. Mejor dicho, mejoraban todo el proceso.
Steve estaba fascinado con lo que el joven podía hacer. Era tremendamente inteligente y en muchas ocasiones entendía el funcionamiento de las máquinas con tan sólo mirarlas.
Lo que más le llenaba de orgullo era que ese joven tan inteligente y a la vez tan atractivo, era solamente suyo.
Y no, no estamos hablando de la compra de este muchacho desde un burdel, si no que ese joven omega era suyo por que había un amor recíproco entre ambos.
El celo de Steve duró poco más de un día. Sus trabajadores lo notaron ya que su olor se había intensificado y al ver a su pareja conversando con el resto, ese aroma se volvió amargo.
Los mismos se pusieron de acuerdo en no molestar al jefe ni a su joven omega hasta que él volviera a aparecer en la faena.
Cuando la pareja se presentó de nuevo en la obra de extracción, los trabajadores sonrieron. El aroma del pequeño omega era más parecido al del jefe que al suyo propio.
Los hombres estaban tan contentos que su jefe fuera feliz que decidieron hacer un pequeño almuerzo para celebrar. Esta vez, Steve procuró no ponerse celoso por el trato que Anthony tenía con el resto. Debía entender que era algo propio de él y no lo hacía con mala intención. Que era inherente al chico.
Tony miró a Steve mientras él estaba perdido en sus pensamientos. El castaño estaba total y completamente enamorado de Rogers. Eso era definitivo. No había otro alfa que fuera igual a él.
El día y algo que duró el celo del rubio fueron las horas más maravillosas de su existencia.
Steve, a pesar de que ese instinto animal que tienen los de su casta al momento del celo, fue dulce y amable. Cada caricia fue devota y cada beso rozaba en lo angelical. A pesar de que el sexo fue duro en su totalidad, la ternura con la cual lo tocaba en cada parte de su cuerpo no podía ser comparada con ningún otro con el que haya estado antes. Incluso en las 4 oportunidades que se logró un nudo se sintió maravilloso.
Se sentía tan completo, pero en su corazón sabía que faltaba algo. Algo que lo haría el hombre más feliz sobre la tierra.
A su cuello le faltaba una marca. Una hermosa y expuesta marca.
En ese momento anhelaba poder ser completamente del rubio. Que todo en su persona gritase "Soy propiedad de Steve Rogers". Que esa marca pudiera alejar a cualquier alfa malintencionado que quisiera forzarlo a hacer cosas que él no quisiera. Ya suficiente había tenido con sus años en aquel prostíbulo, haciendo a la fuerza todo aquello que no quería.
Es por eso que su objetivo, la próxima vez que hicieran el amor era el ser marcado.
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Llegó la hora de decir adiós a la faena. Anthony se había encariñado con los trabajadores, que eran un grupo de betas y alfas de bajo rango, en especial de un chico llamado James Rhodes, el cual era el capataz. A pesar de su juventud (sería 2 años mayor que Tony, no más que eso) se notaba el liderazgo sobre el grupo de trabajo que tenía a cargo. Ambos se habían entendido muy bien, tanto así que ambos complementaban sus ideas. Steve, en control de sus celos, le había dejado interactuar con James, ya que era necesario para la implementación de todos los arreglos. Además de que era un beta, por lo que no significaba peligro alguno para su omega.
Habían quedado de acuerdo en que en el momento que llegasen los materiales para comenzar, que sería en unos 3 meses más, volverían al lugar para empezar a coordinar las mejoras con Anthony a la cabeza de estas.
Fue así como todos se despidieron de la pareja y más de alguno les deseó felicidad y que un cachorro llegue pronto. El joven omega se ruborizó ante los deseos y sin más, subieron a su carruaje para que los lleve de regreso a la mansión.
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Peter estaba ansioso. Durante esos 5 días había cambiado las cosas de lugar más de 3 veces. Ninguna de las formas en las que colocaba las cosas le convencía lo suficiente como para dejarlas así. Él quería dejar aquella habitación despampanante para su joven. Añoraba con ansias que el señor Anthony se sorprendiera por lo renovado de su cuarto.
Ni bien sintió un carruaje llegar, corrió hacia la puerta para abrirla (aunque ese trabajo era del mayordomo, el cual le miró con recelo por hacer su trabajo) y el pequeño Peter se quedó sonriente de oreja a oreja viendo como ambos señores bajaban del transporte. Quiso correr a abrazarlo, pero se contuvo. Él era un simple asistente, no había nada más.
Cuando Tony bajó y vio al sonriente chico, corrió a su encuentro para abrazarlo fuertemente. Su ser interno extrañó como nunca. Ese muchacho se había transformado en alguien indispensable en su vida y abrazarlo fue algo innato de él.
Peter se sorprendió ante ese gesto y correspondió el abrazo pensando en lo bien que se sentía ese cálido gesto.
Cuando Steve vio la escena, tomó la decisión definitiva de todo ese asunto entre ellos y Peter.
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Al subir a su cuarto, Anthony vio con asombro y felicidad el esfuerzo que su asistente había puesto en reorganizar su cuarto. Este olía a lavanda ya que el mismo chico se encargó de poner pequeños racimos de esa flor por toda la habitación. Incluso en donde se guardaba la ropa. Todo olía y se veía maravilloso. Al agracederle a Peter por su esfuerzo, los ojitos de éste brillaron como si le hubieran dado un regalo y dando saltitos de emoción, salió del cuarto.
El rubio, presente en todo momento, sonreía complacido. Hace rato que una idea rondaba por su cabeza y tal vez este era el momento de hacerla realidad. Pensaba en hacerlo durante su salida hacia la faena de extracción, pero no pudo. Es por eso que ahora el tiempo idóneo.
Steve se acercó lentamente a su omega y le abrazó por la espalda. Anthony sonrió cariñosamente ante el contacto.
- Deberíamos descansar, Tony- sugirió en un tono bajo, muy sexy.
- ¿Eso cree usted, señor Rogers? respondió en igual tono el más joven, volteando entre los brazos del fuerte rubio para quedar frente a su pareja - Recién son las 17:00 horas.
- ¿Y eso qué? - replicó el otro besando el cuello del más bajo - Necesitas relajarte, amor.
- ¿Sabes algo? -inquirió Anthony mientras Steve le besaba con dulzura - Quiero algo de ti y lo quiero hoy.
- Pídeme lo que quieras, yo te lo daré todo mi vida - su voz sonaba drogada. El aroma a gardenias y frutillas era tan intenso en la base de su cuello que no podía apartar la nariz de esa zona.
- Quiero que me marques - dijo decididamente. Steve lo miró inmediatamente a los ojos, no podía dar crédito a lo que estaba escuchando. El castaño notó la incertidumbre en su pareja y sonrió - Sí, Steve. Quiero tu marca en mi cuello. Quiero ser tuyo por siempre.
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Bellezas de mi amor!!! Gracias por seguir aquí!!!
Bueno, les cuento que el siguiente capítulo será mas de "le fondiú" que trama. Así que están advertidos!!!
No olviden jamás que les amo con el alma y que deben cuidarse!!!
#JennStonner

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La Venta
Fanfic-Vamos a venderte al mejor postor. Ya no nos sirves aquí - había dicho aquella voz de mierda que lo tenía harto - Realmente eres un estorbo desde que te volviste un omega. - No fue mi decisión que me llegue el celo. Es algo que mi cuerpo hizo solo...