precaución

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solo los valientes saben que es inútil
pelear con la tormenta


Entonces, despacio,
como quien se aproxima al animal desconocido,
te acercas con cautela a mis ojos

hasta que tu aliento choca contra el mío
y,
temblando, en un susurro mordaz,
lo acusa de cobarde.

Mientras tus dedos,
buscando sin querer el tacto de otros,
se vuelven contra ti,
y se preguntan, cínicos y despeinados,

quién cojones
eres tú
para hablar de cobardía.

Palabras ignoradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora