esta mañana he vuelto a ponerme las botas, como si de un pequeño crimen se tratase,
me he fingido libre hasta creérmelo y he caminado hasta la panadería
con la sonrisa alerta
y la nieve en la punta de la nariz.la brisa helada se ha disfrazado de calma y, aire cruel y condescendiente, me ha permitido cinco minutos para pensar y he pensado, valga la redundancia,
que si me creía lo suficientemente libre
nadie
nunca
podría prohibirme mi falsa libertad.nos he imaginado un año más tarde, a mis botas y a mí, pateando las mismas calles, empapadas y desiertas, pero felices de nuevo;
que las puertas solo son puertas
y las cierran la niebla y el frío,
pero no el miedo.porque de todo se aprende
y si algo aprendimos del miedo
es que no volverá a pillarnos desprevenidos.
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Palabras ignoradas
Short StoryEscribo para mí misma, no creo que a estas alturas nadie siga leyendo esta basura. Publico cada cinco meses (como mínimo) y no suele ser nada coherente.