Ai Haibara se encontraba viendo TV en el sofá, mientras en sus piernas se encontraba él ya conocido detective miniatura, Conan Edogawa, ninguno decía nada, hasta que la voz de Conan se hizo presente.
—Linda...
— ¿Si? —contestó sin apartar la mirada de la TV.
— ¿Te puedo confesar algo? —ella lo miro extrañada, él no era de decir esas cosas.
—¿Ahora que hiciste? —dijo frunciendo el ceño, un poco molesta siempre andaba metiéndose en líos, él no dijo nada, una sonrisa dulce extendiéndose por su rostro. — ¿¡Entonces!? ¿¡Me vas a decir o no!? —preguntó ya cansada y molesta con el silencio, no se iba a dejar llevar por la sonrisa del chico, aunque estaba haciendo estragos en su interior, no lo iba a mostrar.
—Tienes la sonrisa mas linda del mundo. —habló haciendo callar a la chica de una, con un gran sonrojo en su rostro, no esperaba eso pero... ella mostró una gran sonrisa.
—¿Te puedo confesar algo también? —preguntó la oji-verde con una tierna sonrisa.
— Claro. —respondió el de lentes, copiando su sonrisa.
—Esta sonrisa es por ti. —dijo dejando sorprendido al azabache
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