CORTOS

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—Ai... —dijo el de lentes entrando a el cuarto que ambos compartían.

—¡¡NO ME JODAS, ESTÚPIDO DETECTIVE!! —gritó con molestia y fastidio Ai Kudo.

—Perdón por llegar tarde, estaba en un caso. —se disculpó el hombre.

—A MI ME IMPORTA UN BLEDO, TU ESTÚPIDO CASO. —volvió a gritar la rubia-fresa.

—Cariño... pero... —trató de hablar el detective.

—¡¡LARGATE!! —gritó enojada haciendo estallar los oídos del chico, mientras esquivaba una que otra cosa que la mujer lanzaba.

El detective bajó por las escaleras resignado al ver que su esposa no escuchaba de lo que decía.

—No se que hacer. —dice el azabache tirándose al sofá con las manos en la cabeza.

—Tranquilo... es más normal de lo que crees. —trató de calmarlo su vecino y padre adoptivo de su esposa, Agasa.

—¡¡Tiene 6 meses de embarazo!! ¡¡Esta a 3 meses de dar a luz y ahora no me deja acercarme!! —exclamó Conan preocupado.

—Ya, ya. —dijo tratando de consolar al pobre hombre que no sabia que hacer con su esposa primeriza.