Conan trabajaba en una tienda ayudando a sus amigos Kyo y Risa, hace media hora tenia una sonrisa fingida mientras un tipo le hablaba de mil maravillas sobre su hija
—¡¿Por qué sigo aguantando esto?! —pensó el detective.
—Y así se ve mi hija. —dijo dijo mostrándole una foto de una chica de cabello negro y ojos cafés, de la misma edad aparente que él de orbes azules. —Es hermosa, ¿verdad? ¿No te gustaría conocerla? Estoy seguro que ella se alegrara.
—Oh... hola, amor. —el cliente se sorprendió, el chico mostraba una tierna sonrisa, así que miro en la linea de visión del chico, notando una hermosa chica que llevaba una gran bolsa.
—Traje comida. —dijo Haibara pasandole la bolsa al chico. —Supuse que los chicos estarán ocupados, así que como se que provocarías un incendio.
—Ho... claro un incendio. —dijo el de lentes rodando los ojos, de reojo notó como el cliente los miraba como si estuviera en un partido de tenis, de un lado a otro en su conversación. —Ah... ¿y tu anillo?
—Por que preguntas por el si esta... —le respondió la rubia-fresa mostrandole su dedo anular con el anillo, pero fue interrumpida cuando, el de orbes azules sello sus labios.
El pequeño Sherlock notó como el cliente por fin se marchó, pero no iba desperdiciar la oportunidad de besarla.
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