Una promesa desde niños, yo te protegería de cualquier mal, aún si eso significara dar mi propia vida, yo lo haría. Definitivamente te salvaré.
˜"*°•. 𝐊𝐢𝐦𝐞𝐭𝐬𝐮 𝐧𝐨 𝐲𝐚𝐢𝐛𝐚 •°*"˜
--Contenidos--
✔ Rengoku x OC
✔ No sigue el trama original...
Este es un especial navideño que no afectará al trama original, y para ambientarlas, estamos en una época actual :3
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Dentro de estas festividades, la ciudad se ilumina con fuerza, todo el hermoso paisaje cubierto de nieve, los altos edificios y las calles cubiertas de iluminadas bombillas de luces, todo eso encantaba los sentidos de Ritsuko.
Amaba la navidad, como amaba a su querido amigo de la infancia. Aquel que ahora se encuentra con un espeso abrigo marrón y aquel suelto y revoltoso cabello rubio con terminaciones rojas, las cuales ella no se cansa de decir que son como el sol. Sus pasos la llevaron a estar a menos de un metro y hasta ahora él no ha notado su presencia.
Una tierna sonrisa se posó en el rostro de aquella castaña, pues decidió hacerle una pequeña broma para asustarlo, lentamente aproximó sus manos frías a los costados del cuello descubierto del rubio pero antes de conseguirlo, este se gira asustando a la chica.
—¡Estabas tardando, Ritsuko!— Habló con esa energía que lo caracterizaba, a la vez que sostenía a la chica por la cintura para que no chocara con las demás personas—¡Debes tener más cuidado!— Lo dijo de buena forma, pero lo único que pudo apreciar fueron esas mejillas totalmente rojas de la chica.
La gente que pasaba por el lugar miraban la escena tierna de aquellos dos, los mayores solo suspiraban y pensaban lo bello que era la juventud. Obviamente, Ritsuko notaba esas miradas y las ligeras risas de las personas, ella no se avergonzaba de Kyojuro, nada que ver, el problema era que sus rostros estaban tan cerca y aquella pose era un tanto atrevida y romántica.
"¡Todo es un malentendido!" Quiso gritarlo, pero lo que salió de ella fue un débil...
—Kyojuro, ya estoy bien— El hombre obviamente la soltó con cuidado y comenzaron su caminata hasta la reunión que asistirían.
Ambos fueron invitados para la cena navideña de su empresa, ahí estarían presentes los pilares de aquella próspera empresa, y sobre todo el dueño de aquella reconocida marca en el mercado, claramente Ritsuko no iba a desaprovechar esa oportunidad, además había pasado tiempo desde que ambos estuvieron solos...
El andar de ellos no era apresurado, Ritsuko apreciaba las vitrinas doradas de los locales, ella estaba maravillada con lo que sus ojos veía, pero por su despiste no notó que habían un par de ojos dorados sobre ella. Rengoku estaba maravillado por las pequeñas reacciones de felicidad en su rostro.
¿Cuanto había pasado desde que estuvieron así?
Lentamente, comenzó a acortar la distancia que los separaba. El rubio extendía su mano con suavidad, deseaba alcanzarla y sostenerla por un pequeño capricho, pero antes que pudiera conseguirlo la chica se detuvo frente a una juguetería.
—¡Mira Kyojuro!— No todas las veces podía notar esa emoción en su rostro por lo que el más alto sonrió y miró a lo que señalaba la chica— Ese tren de ahí es hermoso, a Senjuro le encantaría verlo— El corazón de Kyojuro estaba conmovido por la tierna sonrisa frente a él, y lo mejor es que aún recordaba a su querido hermano menor.