Una promesa desde niños, yo te protegería de cualquier mal, aún si eso significara dar mi propia vida, yo lo haría. Definitivamente te salvaré.
˜"*°•. 𝐊𝐢𝐦𝐞𝐭𝐬𝐮 𝐧𝐨 𝐲𝐚𝐢𝐛𝐚 •°*"˜
--Contenidos--
✔ Rengoku x OC
✔ No sigue el trama original...
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Omnisciente
Indignación.
Eso era lo que sentía aquel hombre de cabellos negros y mirada rojiza, sentando en la silla de su estudio junto a su ceño fruncido. Muzan tenía una cara de enojo por no saber hacer nada desde casi un año, un maldito año...
"Esa insolente..."
Su puño golpeo la madera oscura de su escritorio mientras su mandíbula se mantenía presionada, toda su frustración podía sentirse en el aire porque su plan está comenzando a fallar...
"Esa maldita se liberó al igual que Tamayo y ella... esa chica que ataqué en aquella casa, sé que tiene mi sangre pero se liberó de mi control"
Vuelvo a repetir, Muzan está frustrado, enojado y ahora estaba haciendo una rabieta más por ser inútil, pero más allá, él no siente que sea su culpa... sino de sus inútiles servidores.
—Ca-cariño—
Su expresión de enojo cambió a una neutral, pues en el filo de la puerta se encontraba su "esposa" quien temblaba un poco por su anterior aspecto.
—¿Qué pasa?— Preguntó con tranquilidad mientras giraba su silla y tomaba varios documentos en mano para seguir "trabajando". Sus fosas nasales detectaron el temor en la mujer, además el titubear lo ponía impaciente.
—Solo quería avisarte que llevaré a nuestra hija a la casa de una amiga... no estaremos toda la tarde y la noche— Para Muzan era mejor que aquellos estorbos se marcharan.
—Procura quedarte de noche, sabes que es peligroso si regresas demasiado tarde—La mujer estaba a punto de objetar, pero el pelinegro se adelanta y gira su silla para verla directamente— Hazlo por nuestra hija— Y sin más sus ojos rojos brillaron con autoridad y la mujer solo le quedó asentir mientras volvía a cerrar la puerta.
El demonio más poderoso de aquel lugar solo le quedó suspirar para bajar un poco su estrés y enojo, el tan solo recordar como aquella mocosa lo tomo con la guardia baja hacía que su furia contenida comenzara a burbujear.
Se levantó de su asiento para caminar hasta el ventanal de su ostentoso estudio, miró desde arriba de su hombro como el coche salía de su propiedad, además agradecía que hoy no hubo ningún rayo de sol, solo las nubes realmente grises se concentraban en el firmamento, dandole una buena señal.
"Hoy nevará"
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