~ Especial Navideño: Parte I ~

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¿Navi... qué?

Ned ingresó a su pastelería de espaldas, renegando mientras tironeaba de la punta del árbol navideño que se resistía a ingresar. Por fuera del local, su compañero de trabajo fuera del mundo de las tartas, el detective Emerson Cod, empujaba insistentemente el tronco, pero las ramas frondosas del árbol se habían atorado en el marco de la puerta.

Tanto ruido hacían entre los gruñidos de Ned tironeando y los gritos de directivas del detective afuera, que despertaron la curiosidad de Garrett, el clon vampiro, que se disponía a preparar un café para Charlotte cuando decidió que su fuerza sobrehumana sería en aquel momento mucho más útil que sus dotes de barista. Garrett se desplazó como un rayo desde la cocina hasta el salón, apareciendo de improviso al lado de Ned y asustándolo un poco. A pesar de todo el tiempo que el pastelero llevaba compartiendo con sus clones, aún no se acostumbraba a la velocidad que manejaba la naturaleza del vampiro.

—Tranquilos. Déjenmelo a mí —mencionó el de los ojos ámbar. Ned, recobrando la compostura luego del susto, negó con la cabeza.

—No es una cuestión de fuerza, Garrett. El extremo del pino se atoró en la puerta. Es demasiado ancho.

—Es que lo entraron al revés. —Charlotte, la novia del pastelero, se apoyó en el mostrador mirando a los hombres con gesto divertido—. Si lo hubieran entrado desde el tronco a la copa, las ramas se hubieran cerrado y no estaría atorado.

—¿Y ahora qué? —bufó Ned viendo su reloj—. Abrimos al público en quince minutos. Con el pino en medio de la puerta nadie podrá entrar.

Mientras terminaba de decir la frase, el árbol comenzó a agitarse. De un momento a otro lo vieron deslizarse hacia afuera y liberar la entrada de la pastelería, dejando alguna que otra ramita perdida en el camino. Elizabeth, la camarera permanente del Pie Hole, ingresó haciendo sonar sus tacones contra el suelo, pisando los restos de pino a su alrededor. Garrett y Ned se miraron de reojo absolutamente sorprendidos y clavaron la vista en la morena. Esta lanzó una risita apagada devolviéndoles la mirada.

—¡Ay, por favor! No tengo tanta fuerza como para mover un árbol. Lo que si tengo es un esposo y dos sobrinos muy fuertes. Tantos años de minería y trabajo incansable en los pueblos de Arda sirvieron de algo —opinó volteando a ver a los enanos con orgullo.

Detrás, Thorin, ayudado por Fili y Kili, dio vuelta el pino y entre los tres lo ingresaron de la forma en que Charlotte había sugerido. Una vez dentro, Emerson, Garrett y Ned ayudaron a ponerlo de pie en una esquina de la pastelería, donde esperaría para ser decorado momentos después.

Thorin movió los hombros intentando deshacerse del dolor de espalda que comenzaba a sentir.

—Bien —dijo admirando el resultado cruzado de brazos—. Ahora explíquenme, ¿Por qué pusimos un árbol en la sala?

—Por navidad —respondió Ned abriendo una caja con adornos que había puesto previamente sobre una de las mesas del local.

—¿Navi qué? —preguntaron los tres enanos al mismo tiempo.

—Navidad —repitió Ned.

—Ah, sí. Navidad. —Thorin asintió cruzado de brazos. Kili intentó preguntar a qué se refería, pero su tío le dio un pisotón y le ordenó callarse—. ¡Claro! ¡Navidad! —Guiñó un ojo a sus sobrinos mientras Ned estaba de espaldas y susurró—. Actúen como que saben de lo que habla mientras voy a preguntarle a la única persona que no se reirá de nuestra ignorancia.

Thorin se desplazó sigiloso a la cocina de la pastelería, donde encontró a Elizabeth amontonando azucareras en una bandeja que llevaría al salón.

Cara a cara | LEE PACE | EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora