El funeral del pino
Joe Macmillan conversaba alegremente sobre computadoras de camino hacia la pastelería con Ronan el acusador, que tenía uno o dos conocimientos que intercambiar con el profesor para ayudarse a construir una revolucionaria máquina con el poder de la ingeniería alienígena.
Doblando la esquina entre risas y comandos al aire, escucharon el llanto de Thranduil y decidieron acelerar el paso. Al ingresar en el local encontraron también a Tauriel no acongojada, pero sí enfadada, oyendo las disculpas de Kili, a quien le había atribuido un poco de culpa en el armado de ese plan tan horrendo. Los demás estaban reunidos en torno al elfo, que se hallaba de rodillas frente al árbol de navidad y todo el paisaje era caótico y ridículo a partes iguales.
—Oh... —mencionó con tono de preocupación al ver al elfo tendido en el suelo—. ¿Qué ocurrió?
—¿Qué esa cosa verde no se supone que esté afuera? —preguntó Ronan extrañado refiriéndose al pino.
—Es por una festividad de humanos, luego te explico —susurró Garrett acercándose a él.
—¿Implica que alguien llore o se enfade mientras los otros lo miran sin hacer nada? —inquirió el kree desaprobando la actitud de los presentes—. Ni yo en mis días de villano fui tan cruel.
—¡No! Claro que no, pero... —Se excusó el vampiro.
Ronan bufó y se acercó al elfo. Acarició su hombro y Thranduil finalmente levantó la vista para mirarlo. Joe se arrodilló al otro lado e intentó calmarlo.
—¿Hay algo en lo que podamos ayudar? —preguntó el kree.
—No. Ya no hay nada que pueda hacerse —respondió Thranduil secándose las lágrimas con la manga de su abrigo—. Está agonizando... ¡Asesinaron a un inocente!
—¿Qué? —Joe levantó la vista hacia los demás intentando encontrar una explicación más clara—. ¿Ned? —llamó creyendo que el más sensible de los clones podría saber algo, pero el pastelero negó confundido.
—¿A quién asesinaron? —preguntó Ronan y casi quiso hacer un llamado al espacio para organizar la venganza.
—A esa pobre alma inocente —susurró Thranduil señalando el árbol de navidad.
«¡AAAAH!» dijeron todos a la vez comprendiendo finalmente el motivo de su angustia.
Thorin quiso recular de regreso a la cocina luego de cruzar el umbral que conectaba con el salón y dar cuenta de la situación con la que lidiaban sus sobrinos intentando calmar a Tauriel. Pero Elizabeth lo empujó despacito para forzarlo a caminar. Si bien el enano no quería meterse en aquellos asuntos, la humana vio la pasividad de los clones y otros presentes y decidió que si no se encargaba de algo, pasaría el resto de la tarde entre lloros y gritos. Y nadie querría tomarse un café en un loquero, lo cual perjudicaría a Ned al realizar la paga a fin de mes, por lo cual era pertinente echarse a andar.
—Ve con Tauriel, yo me encargo de... lo otro —ordenó por lo bajo a Thorin haciendo una señal con su cabeza en dirección a Thranduil.
—¿Por qué no hacemos al revés? —protestó mascullando Thorin al girar hacia ella—. Tú ve con Tauriel, eres mujer... quizás de mujer a mujer se entiendan mejor, y yo iré con el elfo. —propuso. Sabía de sobra que él no era la mejor opción para tratar con Thranduil, pero todavía sentía comezón en pensar en su esposa y el elfo juntos, por todo el historial que había detrás entre ambos.
—¿Para qué, para que comiencen a discutir y terminen a las trompadas en medio de las mesas? Y lo de Tauriel no es un asunto de mujer a mujer, Thorin, estamos hablando de un pino —reprendió cruzada de brazos.
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Cara a cara | LEE PACE | EN EDICIÓN
Fantasy¿Qué pasaría si descubrieras que el mundo está lleno de personas iguales a ti? Ned es un pastelero que lleva una vida tranquila pero diferente. No solo posee una gran habilidad para crear deliciosas tartas sino que también posee un don, puede volver...