Ned llevaba una semana sin salir de su apartamento. En un ataque de ira, cosa totalmente atípica en él, había echado a todos de su casa y se había atrincherado en su habitación. Estaba harto de los clones, de sus problemas y del desorden que estos habían traído a su pacífica vida.
Sus inquilinos tuvieron que buscar refugio en otra parte y con Olive desaparecida en circunstancias que Ned y Emerson se negaron a explicar, las cosas se habían complicado más.
Charlotte solo tenía una cama y un sofá, por lo que había podido albergar solo a Fili, Kili, Tauriel y Thranduil; les cedió su cama a los enanos y ella ocupó la sala. Los elfos no necesitaban dormir, por lo cual solo les ofreció un lugar donde estar para que no pasaran la noche en la calle.
Por su parte, Thorin le había pedido asilo a Emerson a cambio de administrar su negocio. Nadie, ni siquiera el propio detective, manejaba las finanzas con tanta habilidad como el rey de los enanos demostró hacer en pocos días. Y con Roy, la situación había sido diferente; a pesar que suplicó a Ned que lo perdonara por el acto de insensatez cometido para con el vampiro, en el que Olive se interpuso, el pastelero le pidió expresamente a Emerson que se ocupara de él.
Entonces el bandido vivía en el mismo departamento que el detective, si a esa estadía se le podía llamar así, ya que estaba custodiado por la mirada severa de Emerson y el filo de la espada de Thorin casi todo el tiempo. De todas maneras, al cabo de dos días de lamentos por su novia fallecida y suplicas de perdón por la actitud con los demás, la relación entre el detective y el bandido había mejorado, pero era el enano quien nunca perdonaría lo ocurrido.
Mientras tanto, Garrett se encontraba sentado en medio del bosque...
Con los ojos cerrados y las manos juntas bajo su mentón, lucía verdaderamente concentrado. El sol caía en rayos dispersos por el espesor de las copas de los árboles y le iluminaba suavemente el perfil izquierdo. Su piel brillante como diamantes era un espectáculo encantador...
—¿Una manzana? —preguntó la rubia que lo acompañaba y abrió los ojos.
—No. —negó Garrett poniéndose de pie—. Evidentemente leer la mente no es tu poder. —opinó.
—¿Qué crees que sea? —indagó ella.
—Me pregunto si ser mordida por un vampiro sin poderes te convierte en uno como yo... O si adquieres los poderes por otra razón. —pensó en voz alta. Olive lo miró intrigada.
—¿Tú no tienes ningún don? —preguntó extrañada.
—Tengo una gran resistencia a los ataques. —reconoció—. Pero no creo que eso sea considerado un don; ya era fuerte cuando era un humano... Quizás... Solo se intensifican ciertas cosas, pero hasta hoy no me lo había preguntado. No lo sé... ¿Tenías un don antes? —investigó.
—Podía... —dudó Olive—. Podía soportar estar alrededor de Ned y sufrir en silencio sin que él se enterara que lo amaba. —contó con una risa tímida—. ¿Crees que mi don se intensifique en ser fría y dura? ¿Ya nada me afectará? —indagó apenada.
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Cara a cara | LEE PACE | EN EDICIÓN
Fantasy¿Qué pasaría si descubrieras que el mundo está lleno de personas iguales a ti? Ned es un pastelero que lleva una vida tranquila pero diferente. No solo posee una gran habilidad para crear deliciosas tartas sino que también posee un don, puede volver...