Es lunes en Coeur d'Coeurs y para colmo, aunque es muy temprano, ya es de día.
El detective Emerson Cod lo sabe no por la claridad que está entrando por su ventana, sino por su teléfono, el cual no para de sonar. Resignado, se levanta y se dirige al lugar de donde proviene el sonido, pensando en la recompensa que recibirá luego de resolver el caso que se le presenta, de momento, en forma de llamada. Eso lo hace mejorar notablemente su humor incluso antes de levantar el tubo, que no cesa de sonar. «Debe ser importante si llaman a mi teléfono particular.» Se dice a sí mismo. «De otra forma, además, ya hubiesen desistido.» Con voz somnolienta responde a la llamada; aun no es su horario de trabajo, siquiera de desayunar.
—Detective Cod, buenos días.
En el teléfono de quien realiza el llamado, domiciliado en la morgue de la ciudad, una voz grave y algo preocupada devuelve el saludo e informa al detective sobre el caso que se presenta.
Unos minutos después de una conversación plagada de dudas y estupor, el teléfono del detective se estrella contra el suelo. Desde la planta baja del edificio se oyen pasos acelerados en el apartamento de Emerson, que intrigan al encargado que se encuentra aseando el piso. Solo un breve momento bastará para que el portero vea pasar al aturdido detective en dirección a la calle, quien se encuentra con expresión de puro terror. Acto seguido, lo ve subirse a su auto y alejarse apresuradamente. Hoy no hubo buenos días.
En otro punto de la ciudad, el sol sí puede saludar a Olive Snook, que como cada mañana se ve sonriente y alegre de comenzar la semana. Con cortos pasos rápidos, la rubia recorre su apartamento desde la habitación a la cocina, y luego de preparar su taza con motivos equinos, se dirige al placard y quita de su percha el flamante uniforme de trabajo. Mientras cepilla sus dientes, reflexiona un breve momento sobre lo que está haciendo, pero con la misma celeridad sacude la cabeza y despeja su mente de su pensamiento recurrente de renunciar.
—No serías tan desconsiderada de abandonarlo un lunes, Snook. —Se habla de cara al espejo y continúa cepillando enérgica.
Olive ya ha abandonado muchas cosas. Primero abandonó las carreras donde era jinete, pero no así su amor por los caballos, que aun puede verse reflejado en algunos adornos de su hogar. Luego abandonó su antiguo trabajo en la pastelería, para dedicarse a un emprendimiento propio... Que luego abandonaría para regresar al Pie Hole, la pastelería donde siempre habían estado sus más grandes amores, siendo uno de ellos Ned, el pastelero de tiernos ojos verdes que jamás se habría referido a ella más que como a una querida amiga. Pero a Olive le bastaba con verlo cada mañana para tener la porción de felicidad que necesitaba para que su vida estuviera completa.
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Cara a cara | LEE PACE | EN EDICIÓN
Fantasía¿Qué pasaría si descubrieras que el mundo está lleno de personas iguales a ti? Ned es un pastelero que lleva una vida tranquila pero diferente. No solo posee una gran habilidad para crear deliciosas tartas sino que también posee un don, puede volver...