Vibrations ↔ JJK ff. ✔️ (terminada)

24. our definition of love

Lami

Por fin pude saber lo que se sentía un orgasmo después de tantos intentos fallidos con mis relaciones pasadas.

Oh vaya que era como estar en el paraíso.

Antes de estar con Jeon ya estaba empezando a considerar el acto como una acción sobrevalorada que no cumplía ni con la cuarta parte de lo que las demás personas lo hacían ver. ¿Pero hoy? Joder, hoy desistí de esa idea al momento de experimentar como Jeon, en general, me había hecho sentir tan bien, tan satisfecha y tan compensada con esas grandes habilidades.

Ahora mi idea al respecto es que: El sexo está sobrevalorado solo cuando se busca un disfrute unilateral.

Y, en definitiva, no me cabía duda alguna de que Jeon había pensado en ambos en todo momento. 

Lucía tan perfecto por donde lo viera, incluso estando boca arriba, como Dios lo trajo al mundo sobre la cama después de dejarse caer sobre esta, viéndose físicamente exhausto, pero satisfecho al mismo tiempo, con la respiración agitada por como su pecho descubierto subía y bajaba de forma repetitiva y las sutiles gotas de sudor recorriendo su suave piel enrojecida y haciéndola brillar gracias a este etéreo detalle. Era inevitable observar la fantástica imagen que me ofrecía, en lo absoluto podía dejar de deleitarme visualmente teniéndole de esta manera junto a mi después del glorioso acto.

Sus ojos seguían cerrados, probablemente intentando grabar de la manera más permanente posible en su memoria lo que acababa de ocurrir y disfrutar hasta el ultimo segundo de la forma más plena y excelsa de todas, tal y como yo lo estaba haciendo, pues verlo en esta faceta lograba inducirme una especie de placidez tan gratificante que incluso me hacía mantener el mismo ritmo cardiaco acelerado con el que empezamos, hecho que se intensificó cuando su mano tomó la mía sin siquiera abrir los ojos de forma imprevista, entrelazó nuestros dedos con el objetivo de dirigirla a sus labios y besar el dorso de esta con una delicadeza que no se perdía de vista.

Fue allí cuando caí en cuenta de que, aunque besarnos era solemne y haberlo hecho por primera vez era esplendido, tomarnos de la mano era lo que me daba la definición exacta de lo que nuestro amor significaba.

Aunque de forma prácticamente involuntaria, vocalicé su nombre mientras había alcanzado el punto más álgido del placer que me había ofrecido porque fue imposible contenerme de hacerlo, no dejaba de sentirme insegura ante mi forma de hablar e incluso estaba preguntándome como habrá sido percibido por él, no obstante, las inmensas ganas que tenía de vocalizar un «te amo tanto, Jeon» me estaban tentando a poner a un lado ese trauma sin importarme pronunciarlo de la manera incorrecta o de una forma diferente porque sé que Jeon jamás me juzgaría por ello como muchas personas llegaron a hacerlo cada vez que escuchaban mi voz y él solo se fijaría en el verdadero sentimiento que quería transmitirle a través de ellas.

Me sentí más fascinada de lo que ya estaba cuando sus ojos me miraron directamente a los míos con el fin de ofrecerme una cálida sonrisa que me enamoró de sobremanera, para, segundos después, incorporarse levemente quedando apoyado sobre su codo sin apartarse de mi lado. Seguíamos estando realmente unidos a pesar de que nuestras manos habían dejado de sostenerse, afianzó la unión de nuestros cuerpos tomándome de la cintura y aproximando por completo nuestros pechos al mismo tiempo que nuestras piernas también se enlazaban. No tardó en depositar un beso en mis labios que, iba más allá de algún objetivo lascivo, había sido un beso cándido e inocente, como si con esta acción quisiera demostrarme lealtad, para a continuación decir algo que me dejó maravillada.

―«Tu voz es preciosa» ―señaló pocos segundos después de separar nuestros labios. 

Vaya, lo que sentí al asimilar aquellas palabras no constaba de un adjetivo exacto, que Jeon estuviera diciéndome aquello en un momento como este me llegó tan profundo a tal punto que la conmoción me provocó un leve nudo en la garganta.