Asi es la vida: Arthur Fleck/Joker x Lectora (TERMINADA)

Capitulo 2

Durante toda la noche pensé en ella. Nunca había sentido lo que había sentido por T/N. No sólo era inteligente y hermosa. Era muy amable conmigo, y nadie lo era. Sólo mi madre. Los demás se dedicaban a golpearme y a burlarse. Ella era distinta.

Sentía que la amaba. Sentía que me había enamorado al verla en el autobús.

Dormí muy poco. Pensé que debía invitarla a algún lado. Tal vez al cine, o a algún restaurante. No tenía mucho dinero, pero intentaría ganar algo extra.

A la mañana siguiente, me levanté temprano, y marqué su número en el teléfono. Mí madre aún dormía.

El teléfono sonó un par de veces, hasta que respondieron.

- ¿Hola?

Su voz hizo que mi corazón se acelerara, tal y como se aceleró cuando puso su mano en mí pecho en el autobús.

- Ho… hola, T/N. ¿Cómo amaneciste?
- ¡Hola, Arthur! Muy bien, ¿Y tú?
- Bien también. Escucha… iré a trabajar, pero quería… quería saber si querías ir a dar un paseo, y tal vez…no se, ir a comer algo.

Silencio del otro lado. Un silencio que se prolongó. Demasiado.

- ¡Claro que si, Art! Tu dime la hora.

Sonreí, y exhalé. Acostumbrado al rechazo, no sabía cuál era el siguiente paso.

- A las… ¿Te parece a las siete?
- Por supuesto.
- Entonces paso por ti a las siete.

Ella se rió del otro lado.

- Ni siquiera te he dado mi dirección, Art.

Carajo.

- Tienes razón.
- ¿Tienes papel a mano?
- Si, dime.

Escribí, mi mano guiándose por su voz. Mi mente no prestaba atención a lo que decía. Sólo al sonido de su voz. Era hermosa.

- Entonces a las siete estaré allí.
- Claro. - hizo una breve pausa. - Gracias, Arthur.
- De nada, T/N. Nos vemos.

Rendí muy bien ese día en el trabajo. Pensé en ella todo el día, tal y cómo había pensado durante la noche. Finalizando la tarde, me encontré a Gary, un amigo y compañero. Los demás ya se habían ido.

- Hola Gary.
- Hola Arthur. ¿Que onda, viejo?
- Todo bien. Escucha, Gary, quería pedirte un favor.
- Lo que sea.
- ¿Puedes prestarme dinero?

Gary se quedó observándome, arqueando las cejas.

- ¿Tu madre?
- No, no. - dije, negando con la cabeza. - Es que… conocí a una chica ayer, y quería invitarla a comer, pero tengo miedo de no poder pagar la cuenta.

- Oh, Arthur. Ven.

Lo seguí hasta su casillero.

- Se cómo está la situación, pero eres mi amigo…

Me entregó diez dólares que había guardado. Sumado a los diez o quince que tenía en mi bolsillo, podía invitarla a algún lugar decente, y tal vez comprarle unas flores.

- Gracias, Gary. - dije, abrazándolo. - De verdad, no sabes cuánto te lo agradezco. Te lo devolveré, lo juro.
- Tranquilo, Arthur. No hay problema, viejo.

Salí prácticamente bailando del lugar. Sería una buena noche, lo sabía.

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Trabajé apresurada toda la tarde. El llamado de Arthur me había sorprendido, y tenía muchas ganas de verlo. Mí mejor amiga, T/M/A, me interrogó sobre él. Quería saber detalles.