Arthur Fleck siempre estuvo solo, hasta que te conoció. Tu también siempre viviste en la soledad, hasta que lo conociste a él. Un hombre amable y romántico, cuya vida da varios giros inesperados, convirtiéndolo en uno de los mayores criminales de Ci...
Estaba haciendo tocino y huevos, cuando sentí unos brazos alrededor de mi cuerpo.
- Buenos días.
Llevaba varios meses con Arthur. Era un novio fantástico. Había tenido pocos novios en mi vida. Pero los pocos eran unos imbéciles a los que solo les importaba el sexo. Arthur, por el contrario, realmente me amaba. Y yo lo amaba a él.
Sus compañeros de trabajo solían burlarse, diciendo que no era posible que fuera su novia. Solía llevarle algo de comer y besarlo apasionadamente en su salón común para que nos vieran. Me divertía hacerlo. Volteé y envolví mis brazos en su cuello.
- Buenos días.
Lo besé durante un largo rato. Sus labios eran rasposos, pero me aún asi me encantaban. Me fui hacia atras para recuperar aire, y pasé mis dedos por la cicatriz sobre su labio.
- Debo ir a un Hospital infantil ésta tarde, mi amor. - Es tu trabajo, Art. Ve tranquilo. - Vendré temprano. Quiero cenar contigo. - ¡Arthur! - dije, riendo. - ¡Cenamos juntos todos los dias! - Adoro pasar tiempo contigo.
Me sentía mal. Volvía a casa luego del desastre en el hospital. Llevaba el arma que Randall me había dado. Se había caido de mis pantalones enfrente de los niños.
Me echaron, me insultaron, llamaron a mi jefe, y me había despedido. Creí que nada más podría haber pasado. Pero cuando entré al metro, me di cuenta que todo podía empeorar.
Los tres tipos que antes me habían atacado, entraron. No me reconocieron con mi maquillaje. En cambio, comenzaron a molestar a una chica. Tenía ganas de defenderla. Pero no hice nada. Me puse neevioso, y sólo comencé a reir. Y T/N no estaba allí para calmarme.
Los tipos comenzaron a burlarse de mí. Me golpearon. Sólo saque el arma. Y todo pasó. Los había asesinado a los tres. Corrí a un baño publico cercano. No sabía a donde ir. No sabía que hacer.
Sólo debía calmarme. Dejé mis cosas en el suelo. Y fue una extraña música que me recorrió, la que me hizo bailar. Me sentí seguro. Sentí que no debía preocuparme por lo que hice.
Alcé mis brazos frente al espejo. No sentía que era Arthur. Sentía que era alguien más.
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Volví a casa de T/N y me senté en el sofa.
- ¿Arthur?
T/N venía de la habitación, solo con una camiseta y las bragas. Había estado dormida, o en la cama, esperándome. No tenía idea de la hora, ni respondí. No quería hablar.
- Por Dios, estás lleno de sangre. ¿Que sucedió?
Me había visto las salpicaduras en el rostro y la ropa. Sangre de ellos, y mía.
- Yo… asesine a tres hombres, T/N.
No respondió. Estaba boquiabierta.
- Comenzaron a golpearme, por reírme. Sólo saqué el arma y les disparé. Tu… tu vas a odiarme… vas a dejarme…
