Día 13

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Comiendo helados.

Camus y Milo habían viajado a Japón a petición de su diosa, debían acompañarla a un festival en Japón ya que nadie de los de bronce pudo hacerlo por cuestiones "importantes", por lo que Acuario y Escorpio le estaban acompañando y para Camus era una total tortura.

El en el avión había pensado e ideado un orden perfecto para hacer las cosas pero se vio totalmente frustrado por su novio y diosa.

Cuando se dio cuenta había visitado todas las tiendas del festival, había ganado, perdido, consolado a Milo cuando perdía en los juegos. Aunque no se quejaba del todo por eso, amaba como con cada juego Milo sonreía y se retaba a si mismo.

En un juego de puntería ganó varias veces, en un juego de agarrar peces no gano ni una sola vez, situación que Camus aprovechó para tenerlo entre sus brazos y mimar lo sin importarle la presencia de su diosa y de los demás; en la creación de origamis también destacó, pero en los juegos de memoria fue un fracaso hasta su propia diosa le ganó dejando muy desanimado a Milo, situación que Camus aprovechó para consolar lo.

Saori o Athena al ver como sus dos caballeros estaban necesitados de tiempo en pareja, se le ocurrió la maravillosa idea de darles algo de tiempo a solas pero primero les compro a ambos un bonito kimono y les ayudó a ponerlo. También les regalo un peluche que no quería y no necesitaba.

Les dijo que los vería en la salida del evento en un par de horas, ella seguiría jugando en los puestos con su fiel mayordomo.

Milo y Camus no lo pensaron dos veces y fueron a explorar mejor el lugar, Camus sugirió ir por helados y Milo sin pensarlo aceptó, pero no fue exactamente un helado lo que comieron sino que fue un delicioso algodón de azúcar que compartieron entre los dos en una de las bancas más alejadas de la multitud en la feria.

Ambos tenían sus brazos vendados por los recientes entrenamientos y las heridas causadas por estos mismos, ambos disfrutaban de su algodón de azúcar, mientras que se hacían cariñitos y se daban besos, mimos y caricias con dulzura y con sabor a dulce por el azúcar que consumían, ya que no era sólo el algodón de azúcar, la aura de ambos y del momento también era dulce y la vestimenta se les hacía aún más dulce, ya que para ambos el japonés y su forma de hablarlo transmitía dulzura y eso era lo que esos dos caballeros sentían en ese momento.

Cuando creyeron que ya era hora de volver con su diosa y regresar al santuario, regresaron a la tienda donde Athena les había dado los kimonos y una muy amable señorita les entregó las ropas con las que habían llegado y les dejó conservar los kimonos.

A la salida del festival los esperaba su diosa con su mayordomo y un elegante coche llevó a la pareja al aeropuerto y estos tomaron su vuelo a Grecia y durante el camino sus besos sabían a dulce y en todo momento ese dulce ambiente no desapareció, ni siquiera cuando llegaron al santuario y decidieron seguir derramando dulzura en el templo de escorpio ya que era el más cercano y querían seguir juntos con ese dulce sabor en sus labios y ese dulce ambiente que entre ellos se había formado; así fue hasta que ambos cayeron dormidos, aunque el aura, ambiente siguió dulce sus acciones ya no lo eran debido a la inconsciencia, aun así el ambiente era a algodón de azúcar.

30 días con Camus y Milo. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora