Usar ropa formal.
(Vuelven las actualizaciones temprano, antes de clase, estoy inspirada así que hoy les publicó algo temprano.)
Milo y Camus habían sido llamados por su diosa para asistir a una gala benéfica, en un principio a ambos les desagrado la idea, el mes pasado le toco a Aprhodite y Death Mask, ahora era el turno de ellos, a Camus le molestaba salir de su zona de confort y relacionarse con gente que ni conocía y fingir una sonrisa en sus labios.
En cambio a Milo le molestaba vestir formal, no era su estilo además odiaba ir y fingir que estaba de lo más feliz y cómodo en traje o ropa formal, le era incomodo ese tipo de vestimenta; pero por obligación ambos tenían que ir por lo menos irían juntos y no con alguien más o peor aun totalmente solos, no tendrían que luchar con la incertidumbre de si el otro volvía o no, o si se encontraba saludable y en buen estado.
Camus tenía su traje listo, era sencillo pero elegante, exactamente lo que pedía el vestir formal, por otro lado Milo le pidió ayuda a Aioria, Mu y a Dite, los tres le intentaron ayudar pero no dio resultado satisfactorios por lo que al final simplemente optaron por prestarle ropa de ese estilo al escorpión, Mu no pudo ayudar mucho ya que no tenía ropa de ese estilo, el caballero de Aries se propuso comprar ropa de ese estilo por si una ocasión así se le presentaba.
Milo termino teniendo su ropa formal, con un pantalón, saco y zapatos negros, una camisa de estilo victoriano cortesía de Aprhodite y un pequeño moño blanco que le había dado Aioria, Milo agradecía inmensamente tener a Dite como su costurero personal, sino fuera por el nada de lo que le habían prestado le hubiera quedado.
Con la ropa lista, ya solo faltaba lucirla, pero para eso debían viajar primero a Japón, cosa que no fue difícil porque su diosa ya tenia todo listo y organizado, en el avión no hubo nada nuevo o de importancia, solo el que ambos durmieron juntos casi todo el camino, en el hotel a unas horas antes de presentarse en esa gala benéfica, se alistaron con anterioridad.
Milo en el baño de la habitación y Camus en la habitación, su diosa les había asignado una sola habitación a ambos, ya que ella sabia la relación que sus cabellaros mantenían, ella lo sabia todo sobre sus ochenta y ocho caballeros.
Camus ya tenía todo listo, estaba vestido y arreglado, pensó en peinar mejor su cabello pero le gustaba la forma en la que siempre lo llevaba así que lo dejó tal cual estaba.
En cambio por otro lado Milo con la ropa que Aioria y Aphrodite le habían prestado ya la tenían puesta, el rubio peino esa dorada melena enredada en una cola de caballo dejando solamente su flequillo intacto.
Cuando el de mirada azulada salió se encontró con Camus quien le sonrió y tendió la mano para salir juntos de la habitación y entrar a el elegante auto que los llevaría a la gala benéfica de su diosa.
Ambos al llegar fueron asignados a recibir a los invitados y llevarlos con una sonrisa al lugar donde su diosa se encontraba, en algún momento de la velada pensaron en pasarlo juntos, pero no fue así, las personas no paraban de llegar y en ningún momento los dejaron solos.
No fue sino hasta el final de la velada, que su diosa les dejó irse y les otorgó una botella de vino, que pudieron volver al hotel y descansar un poco antes de su vuelo de vuelta al santuario.
En la habitación de hotel con todo listo y con su ropa organizada para volar mañana se preparaban para dormir, Milo tuvo una idea; tomó a Camus del sacó y abrió la botella de vino, sirvió dos copas le ofreció una Camus.
El rubio se soltó su cola de caballo y se posicionó frente al pelirrojo y le invitó a brindar juntos, ambos cruzaron sus brazos y se miraron a los ojos, para después beber la copa de vino.
Ambos se terminaron la botella entre los dos y guardaron el saco, corbata y moño de su traje, desabotonaron los primeros botones de sus camisas fueron a dormir y así con esas pintas se subieron al avión y con esas mismas volvieron al santuario.