Día 30

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Haciendo algo caliente.

Eran muy pocas las veces en las que Camus tomaba la iniciativa cuando de actos carnales o sexuales hablamos.

Casi siempre, Milo era quien tomaba el control y se encargaba de dar placer al pelirrojo, a este último no le molestaba en lo absoluto, pero había días en donde Camus quería dar esas maravillosas sensaciones a Milo.

En ese momento era cuando sus roles cambiaban y se volvían versátiles, hoy era uno de esos días y es que Milo se encontraba muy cansado últimamente, lo tenía de un lado para el otro, ayudando a su diosa en Japón y a Shion, el patriarca en Grecia.

No había podido descansar nada, pero hoy gracias a Camus eso iba a cambiar.

Milo por fin tenía tiempo libre y había pensado subir a ver a Camus, pero le fue imposible hacerlo de lo cansado que estaba.

El piso parecía lo más cómodo y relajante para Milo, tanto así que se quedó un buen rato en él; cuando Camus llegó a escorpio sospechando de el estado de Milo, se sorprendió muchísimo y fue rápidamente a su encuentro.

—Bichito, despierta, te tengo una sorpresa.

—Camus, no siento que sea capaz de levantarme... no siento nada más que cansancio.

—Pobre de mi bichito... —Camus levantó a Milo y le sentó frente a él.

El rubio cruzo sus piernas y las cruzó como flor de loto, por mientras el pelirrojo se sentó y puso sus piernas a ambos lados de la csdera de Milo y a este último le pareció normal besar a Camus en esa posición. 

El beso fue correspondido y Milo automáticamente con uno de sus brazos se sostuvo en el piso y con el otro abrazó a Camus.

Inconscientemente Milo en un intento de acomodarse mejor rozó la intimidad de Camus, sorprendiendo a el francés, este último no se quedo atrás y con una de sus piernas hizo lo mismo, mientras continuaban con el beso y Camus comenzando a perder el control, tiraba uno de los largos mechones rubios de Milo, hasta que el beso llegó a su fin, debido a la falta de aire.

—Camus, me gustaría complacerte pero me siento agotado y cansado, Perdóname...

—Milo, si es así yo hoy seré quien tomé el control y te haga sentir bien.

Más palabras no fueron necesarias, Camus cargó a Milo al estilo de una princesa o de recién casados y lo recosto sobre la cama y con una ronda de besos, mordidas y lamidas a Milo, que siempre había sido muy receptivo a Camus.

Camus entendía ahora el porque Milo amaba ser el que tomará el control, hacía ver al contrario tan necesitado del otro que era todo un deleite.

Camus y Milo, ya sin ninguna prenda de vestir sobre su cuerpo, ambas masculinidades tenían un íntimo contacto, además el interior de Milo era muy bien atendido por los dedos de Camus, que en algún momento del acto, también había metido sus dedos en su propio interior, por puro deseo.

Cuando menos lo pensó el pelirrojo ya tenía su virilidad en en interior de Milo y continuaba con sus propios dígitos en su interior, que cuando embistió a Milo los dedos en el interior del pelirrojo fueron sustituidos por los del rubio.

En esa situación pasaron largos minutos dandose tanto amor y placer como les fuera posible, cuando estaban cerca de terminar, se abrazaron con fuerza y el primero en llegar al clímax fue Milo seguido de Camus un par de minutos después.

Ambos terminaron acostados uno al lado del otro y con una sonrisa llena de un amor infinito por el otro, porque a pesar de todo, Milo y Camus siempre estarán juntos y se amaran para toda la vida, incluso después de ella, porque ambos se amaban tanto que ni sus almas o cuerpos podían separarse, jamás lo harían.

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FIN.

Esta historia a llegado a su fin, así terminamos este reto y prepárense para el siguiente, que son escritos con mucho amor y esfuerzo. Espero hubiera sido de su agrado y nos vemos en el final de algunas de mis historias o en un one shot o pequeñas advertencias al principio de los capítulos.

30 días con Camus y Milo. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora