Haciendo algo dulce.
Milo siempre hacía cosas dulces por Camus y Milo recordaba con gran alegría los pocos momentos o acciones dulces que tenía Camus con él.
Y es que Milo de puso a pensar y se dio cuenta de todos los actos dulces que Camus había hecho por él.
El rubio recordó la vez que Camus le ayudó a entrenar con una figura de hielo, su ataque o también la vez que este llegó a el lugar de entrenamiento de Hyoga, sólo para estar con Camus y el pobre escorpio fue ignorado por los tres fríos jóvenes que estaban entrenando.
Al menos así fue hasta que Milo se desmayó dejando, ahora si al adolescente y los niños en ese entonces totalmente asustados y preocupados.
Rápidamente Camus, tomó al pequeño Milo en sus brazos y lo llevó a la cabaña donde se alojaba con los dos niños y se encargó de cuidar dulcemente a Milo, con la compañía de sus discípulos.
Milo al recordarlo se sintió feliz, al parecer desde antes de su vuelta a la vida después del muro de los lamentos, Camus sentía algo por Milo o eso creyó el rubio en ese momento.
El griego también recordó esa vez en la que Camus fabricó nieve para que el la conociera y jugará con ella.
También recordó cuando le enseñó a leer y escribir, incluso le enseñó tácticas de batalla, por esos dulces actos es que Milo comenzó a admirar y respetar a Camus, en un principio pensó que sus sentimientos eran sólo eso, respeto, pero fue creciendo y se dio cuenta de la verdad de las cosas.
Camus sabía que estaba siendo observado, Milo no sabía disimular cuando lo veía y Camus tampoco es que lo hiciera, pero aun así era un poco incómodo en ese momento.
Aunque al francés también le pareció dulce el que Milo no lo despertara, a pesar de que seguramente se estaba muriendo de hambre o de aburrimiento.
Camus se dio la vuelta y vio a su lindo Milo observando lo, el rubio le sonrió dulcemente y se levantó de una vez y apenas los pies del rubio tocaron tierra le tendió su mano a Camus y esté último la tomó con mucho cariño y tranquilidad.
Ambos fueron a tomar una ducha, Camus tomó su ducha mientras que Milo esperaba pacientemente afuera, ese acto al pelirrojo le pareció dulce, porque de otro se aprovechaba de la situación.
El francés salió de su baño y Milo entró, el pelirrojo con paciencia y cariño acomodó la ropa que su pareja usaría ese día y es que el templo de Acuario parecía más el templo de Acuario y Escorpio y la verdad a ninguno le molestaba que así fuera.
Cuando Milo salió de la ducha, Camus le tendió la ropa y este se vistió enfrente del pelirrojo, este último no hizo nada más que observarlo ya estaba acostumbrado a verle desnudo.
Ambos caballeros dorados, se sentaron juntos en la cama y desenredaron y peinaron juntos los cabellos del contrario, en pocas palabras hacían algo dulce por el otro.
Cuando terminaron con aquello Milo no lo soporto más y abrazó a Camus con una gran sonrisa dando dulces besos en su mejilla, cuello y oídos, causando risas en el pelirrojo, este último no se quedo atrás y aún riendo abrazó con dulzura a su pareja.
Ambos caballeros desayunaron juntos y la conversación de los actos dulces que hacían por el otro surgió naturalmente, al igual que pasar el día recordando lo dulce que hicieron por el otro y haciendo más cosas dulce por el otro, así sea en el pasado, presente y futuro.