Día 27

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En uno de sus cumpleaños.

Camus se sentía celoso, había escuchado del cumpleaños de Aphrodite, el no pudo festejar el suyo porque preciso en su mes de cumpleaños tenia una misión individual a la que Milo no lo pudo acompañar.

Por lo que en un momento de celos, le conto esta situación a Milo y escorpión le dijo que no importaba que fuera abril, el le iba a festejar su cumpleaños como si fuera febrero.

Con una enorme sonrisa le dijo que le daría una grata y muy hermosa sorpresa, agregando que también le dijo esperara con curiosidad, amor y paciencia la gran sorpresa que el se encargaría de darle ese siete de febrero que ahora seria un siete de abril, pero como dicen por hay, el orden de los factores no altera el producto.  

Camus estaba de lo más emocionado, estaba muy feliz y a la expectativa, por lo general le gustaba hacer las cosas a su manera y tener todo perfectamente calculado, pero ese día se iba a dejar sorprender.

Confiaba inmensamente en Milo, sabía que nunca haría algo que lo lastimara o que le molestará con mala intención, porque muchas cosas le molestaban pero por lo general Milo no hacía nada con mala intención cuando se trataba de él.

Milo le pidió encarecidamente a Aioria que le prestará un traje formal, pero él gato dorado le dijo que lo necesitaba y Milo terminó comprando lo, cosa que lo benefició bastante porque encontró un bonito hotel en Rodorio que se veía bastante grande y lujoso.

Como caballero de Athena no ganaba nada de dinero, todo lo cotizaba y pagaba su diosa.

Por eso Milo terminó pidiéndole dinero a su diosa, si Aphrodite lo hacía, el también podía hacerlo y lo hice, su diosa fue muy amable y le dio lo suficiente para comprar un traje, pagar una habitación de hotel por un día, comprar un delicioso pastel de fresa, una velita de cumpleaños y un libro totalmente en blanco en donde empezó a escribir frases dedicadas exclusivamente a Camus.

Ese seis de abril, volvió al santuario con todo listo para la sorpresa que le tenía a Camus.

El rubio no durmió en toda la noche por estar escribiendo, frases bonitas para Camus en ese libro en blanco que había comprado.

Desde muy temprano se vistió formal, de traje en pocas palabras y fue a dejarle una nota a Camus diciéndole que apenas despertara y se arreglará, lo esperaba en el hotel que previamente había apartado.

Milo se adelantó, fue por el pastel y regresó al hotel, le comentó a la recepcionista la situación y está muy amablemente aceptó ayudarle, incluso se ofreció llevarles el desayuno, almuerzo y cena, hecho al que Milo no se negó.

Con la mejor disposición del mundo espero pacientemente a Camus, por mientras le siguió escribiendo, en el libro nuevo que había comprado para la ocasión.

Camus despertó y cuando lo hizo, al dirigirse a su cocina encontró la nota que Milo había dejado y muy emocionado fue rápidamente a cambiarse y vestirse, para salir corriendo a ver a Milo, donde el papelito le indicaba.

Por mientras con Milo, la joven ya le había subido el desayuno y el rubio esperaba pacientemente al pelirrojo.

Cuando el francés llegó a su encuentro con el griego un fuerte abrazo, lleno de emoción fue dado. En los brazos del otro Milo, dijo con voz cantarina "Feliz cumpleaños, Manzanita".

Camus, le respondió con un gracias y un beso al estilo mariposa, dulce, tranquilo y corto.

Después ambos desayunaron juntos, aunque Milo fue quien alimentó a Camus y lo mimaba con cada acto que hacía o decía. Camus se dejaba hacer, complacido por la atención que recibía.

Después de su desayuno, Milo le dio el libro que había estado escribiendo y Camus queriendo jugar un poco, con una sonrisa traviesa que sólo Milo tenía la gracia de ver, le dijo que se lo leyera y Milo hizo lo que Camus le pidió.

Así duraron toda la mañana y Milo termino de leer todo lo que había escrito cuando el almuerzo de ambos llegó.

Allí de nuevo Camus, fue consentido, mimado y alimentando con Milo, que veía con ternura a Camus.

Después  de su adorable almuerzo, Camus sugirió terminar de escribir juntos el libro y Milo aceptó.

Ambos muy alegres pasaron su tarde entre risas, sonrojos y regaños leves, en donde ambos eran felices, por una razón u otra. Por ejemplo Milo era feliz de estar con Camus y verlo sonreír; en cambio Camus era feliz de estar con Milo y sentirse querido.

Al final del día cenaron y Milo con una gran sonrisa le entregó el pastel de fresas a Camus  y ambos los comieron muy a gusto y al anochecer en un sofá con una vista al cielo se dedicaron a besarse y decirse cosas bonitas, hasta que volvieron al santuario y siguieron pasando la noche juntos.

30 días con Camus y Milo. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora