²³ | C a l l a t e

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Quisiera que el grosor de sus finos picos, atravesaran la coraza de un ser inquieto.

Tendria pequeños espamos nerviosos.
La nublez de los ojos, soltaria al viento, los gemidos de dolor que tuvo que callar alguna vez.

Le habian dicho, no grites.
Asi que lo hacia en silencio.

Subida del roble, aýudaba que aquellas ramas no superaran el largo reglamentado, para asi evitar que chocaran contra la ventana del salon de Computación, cercano al tercer piso.

No penso en traer una escalera.

—Imbecil, ¡Siempre andando en otro mundo!— Seria lo que diria el tutor, sus 65 años de enseñanza lo volvieron una persona amargada y conformista. Queria olvidarse de tratar con estudiantes, al encontrarse con uno tenia por delante esa actitud, no importando si este(a) lo(a) saludara con cariño.

Tremenda pena que estuviera sola.
El sol tenia visitas con petalos de algodon, la hoja de delgada sombra me daba un abrazo.

La luz pasaba entre los orificios de las hojas,
eran como espectros concentrados en un solo lugar, realmente disgustaba que el ardor diera posada a amargas sensaciones.

La tijera de podar no era suficiente, hacia lo que podia, pero por su desgaste tenia que utilizar una cuchilla aparte.

No evitaba pensar en que por accidente, esa cosa atravesara la piel de su cuerpo. Debia pensarlo, no para estar alerta, sino para no arrepentirse despues.

Cada pasada en las grietas, era un marca impregnada en las palmas y rodillas.
Trataba de desplazarse lentamente.

Hizo un paso en falso, vio como el zapato realizo una curva hacia arriba para rozar con el tronco.

La podadora se le habia ido de la manos, se abrio como una tijera por el golpe y con las hojas se rasguño mas arriba de uno de los tobillos.

No logro gritar, salto al instante de la cortada para tener una caida en el concreto.
Lo que mas resaltaba, eran los timidos raspones que se ruborizaban.
Solo saque el pañuelo que tenia en el bolsillo de la camisa, hice presión en el corte.

Entrecerraba los ojos por el dolor.
Senti sus manos frias rozar con la mias.
No me importaba que estuviera aqui, aunque me daban celos.

Al igual que yo, la habian citado para ayudar a preparar a la institución en su proxima apertura de bienvenida.
No se en que era en lo que se ocupaba, pero eso explicaba el porque estaba aqui.

Habia dejado en el pasto el alcohol junto a la caja transportable de la cruz roja.

No tenia interes en apretar, abrio el botiquin para sacar un pedazo de algodon y empaparlo. Ahi, retiro violentamente mis manos para presionar.

Luedo de uno a 3 minutos, empezo a limpiarme, ahi solo coloco una curita.

— El auxiliar dice que pares, ya hiciste el trabajo. — Solo uso el botiquin para guardar lo usado. Luego, se dirigio a la sala de innovación, aunque esa palabra era contraria a lo que se instruia.

¿Me creia la fuerte?
Agradarte no fue lo que planee.

Si, es cierto.
No lo note, pero te ignoraba.
No es que hubiera algo, estaba segura.
Pero, segui feliz.

¿Sirve mostrartelo?
Soy boba.

Perdona, no tenia un plan.
Jamas pense detalladamente, talvez, si cruji el lapiz con mis dientes.

En los segundos, la madera parecia dulce.

En los segundos, la madera parecia dulce

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Cartas Sin VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora