"Los adultos son imbeciles",
fue lo que llegue a pensar.En parte, son los que se ocupan de todos los problemas de la sociedad.
Porque ellos mismos los provocan.
Solo creamos diferencias que nos matan a cada segundo.Un espejo, ni siquiera tenia uno.
Me lo habían prestado.
¿Que tal si lo llevaba al techo para colocarlo en el piso?
Ya que era plano, mostraría solo lo que había en la dirección de arriba.Ni di tiempo para pensar, lo hice.
No era viejo, así que después me matarían.
Solo reí.Quitándome las cholas, puse mis pies sobre este. Rozo su espalda, y se sintió crujir con las piedras de cemento.
Su espacio era limitado para mi.
Lo que me importo, fue ver mi reflejo con el fondo en azul.No me importa que sea un vació, con tal de que dejen de murmurar, lo gozaría.
Con que no haya nadie, quitare la cinta de paciencia que me hace tragar el alarido aliento que brota.
Cuando todo se tiñe, no de negro.
Prefiero cambiar de lugar, con aquel donde se desborda una fina linea de reposo.
Cuando vea el horizonte, arrojare el espejo al mar.
Regresara, pero no seré la misma.
Húndete, suprimelo todo
———
Es lo que pensaran.
Es lo que piensan.
Si es que lo dices.
Ya lo dije.
Estarás solitaria, si es que no te lo digo.
Es que no se, expresate.
—–—
La gente te ignora por eso.
Se alejaran por la estupidez que emanas.
Tiendo a ser alguien que habla demasiado, a veces, se sale fuera de mis manos.
Todo por tener a alguien que me escuche.
Es que, no es que sea antisocial, solo que, en estos momentos, no saco toda mi alegría contenida
Se quedan viendo como retrasados, vuelven a su charla ignorando lo que les dije.
Perdonen la expresión, así se siente.
Así se siente.
———
Recostada en el suelo, en el lado izquierdo del abdomen tenia una pulsación.
Realmente ver la copa del árbol, dejando que sus ramas crecieran en el cielo, me abstenía de pensar.Me lastimaba no poder darle palabra, pero que mas que mi leve esbozo.
Todos sonríen, pero yo quiero abrazar.
—Al final, el turquesa no era una buena opción, — Mordí mis labios, las pestañas solo me dejaban ver los trazos de un augurio — pero ya la hice.
—Es un bonito color. — Sus ojos no me veían, mas bien, no había un punto fijo en ellos. — Si le quedaría bien al diseño.
No quería una explicación.
—Oye... — Una mano cerca del borde de su mirada, el recelo se desprendía de aquel reservado gesto. — Vete.
Roce con su bolsillo, el tragar saliva y el respirar no se llevaban bien.
Palabras no fueron dichas, pues la carta ya tenia su sello.
———
Los ladridos evitaba desoír.
Erraba en frustrarme.
Viento que conmueve.
Cuidate.