Había llegado lo más pronto que pudo, luego de que los oficiales le comunicaran que algo malo pasaba con su mujer. Y no hizo más que entrar al castillo, que comenzó a escuchar los gritos desgarradores de Alessia.
Subió corriendo las escaleras hasta su habitación, y encontró a la jovencita acostada en la cama, llorando y retorciéndose de dolor.
—¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? Alessia.
La muchacha tomó una de las almohadas, y la apretó entre sus brazos, antes de morderla, ahogando sus gritos de dolor. Jamás imaginó que pudiera sentir algo igual, era insoportable ya.
Melok se sentó en la cama, e intentó tocarla, pero ella se lo impidió, llorando.
—Alessia, tu piel quema, algo no está bien contigo, debo-
La jovencita volvió a gritar, y entonces sintió como algo salía de ella, un líquido tibio y espeso. Melok se alejó un poco, y al mirar hacia abajo, la observó aturdido.
Temblando, Alessia se sentó en la cama, y al ver sangre entre sus muslos, comenzó a llorar de forma desesperada.
—¿Los oficiales te hicieron esto? —preguntó en un tono profundo, tan grave, que no sonaba humano.
—N-No —lloró, levantando su vestido, palpando su entrepierna, sintiendo que entre medio de la tela y la sangre, había un coágulo y restos de tejidos—. No, no, no, no es justo —pronunció cubriéndose el rostro, llorando.
—¿Qué no es justo? Dime qué pasa, porque no te entiendo. ¿Por qué estás sangrando? ¿Qué pasa contigo?
—Estaba embarazada, perdí al bebé por tu culpa, ella me lo quitó por tu culpa —lloró sin bajar las manos de su rostro—. T-Tú me engañaste, estuviste con otra mujer, me traicionaste, Melok.
Se puso de pie al escuchar aquello, y más que culpable, se sintió furioso.
—¿Me reclamas cuándo estabas embarazada? Me culpas de la muerte de tu hijo ¿cuándo lo esperabas con alguien más? ¡Tú me engañaste a mí! ¡Y encima tienes el descaro-!
—¡Era tuyo! ¡Esa bruja permitió que tú engendraras! ¡El bebé era tuyo! —le gritó llorando—. Yo jamás te hubiese engañado, ella me dio una poción para despertarte, y con ella, había un elixir para que pudieras volverte fértil ¡Pero tú tendrás un hijo con otra mujer! ¡Por eso ella me quitó al mío! ¡Me quitó a mi hijo por tu culpa!
Melok la miró aturdido, haciéndose hacia atrás.
—No es así, yo no... No te engañé, no lo hice, ella sólo me intercambió humanos por mi...
Alessia lo observó con tristeza, negando con la cabeza, antes de mirar hacia abajo.
—Te amo.
Ella negó una vez más, sintiéndose tan rota por dentro. ¿Cómo podía decirle algo así en ese momento?
—Te amo ¿Recuerdas lo qué me dijiste que significaba? Eso eres tú para mí, esa mujer sólo fue un intercambio, nada más, nosotros ni estuvimos juntos, ella sólo usó sus manos. Ella-
Temblando, la jovencita se bajó de la cama, intentando caminar hasta la puerta, pero el azabache la detuvo.
—Alessia, debes creerme, tú sabes que no existe otra mujer para mí.
Ella quitó la mano de él de su hombro, y salió de la habitación, dejándolo solo.
"•"•"•"
—Creo que fue lo mejor, porque no sé que cosas feas te hubiera hecho, si tú hubieses nacido —habló sollozando, cavando en su jardín con una daga—... Pero me hubiera gustado conocerte, poder cargarte en mis brazos, poder verte aunque fuera una vez —lloró con tristeza—. Ni siquiera sabía que te estaba esperando, que estabas en mí, lo siento tanto.
Colocó aquello que había salido de su interior en el hueco en la tierra, y lo cubrió lentamente con la tierra.
—Hubiese querido tanto que nacieras, porque sé que ya no podré tener hijos... Porque yo sí lo amo, y no podría estar con alguien más.
—Y yo tampoco con otra mujer, porque te amo sólo a ti.
Se arrodilló en el suelo al escuchar la voz de Melok detrás de ella, y terminó de enterrar los restos de su hijo no nacido, llorando.
—¿Hay algo qué pueda hacer para que me creas? —le preguntó afligido, arrodillándose junto a ella, tocando la tierra donde estaba enterrado aquel ser, que les habían arrebatado—. Alessia.
—Quiero estar sola.
—A ti no te gusta estar sola, habla conmigo, por favor. Debes creerme, esa mujer no era nadie, nosotros sólo hicimos un intercambio.
—Quiero estar sola, Melok.
Él la miró y luego la abrazó, sintiendo como ella comenzaba a llorar.
—Te amo.
—N-No, tú no sabes lo que es eso, no sabes lo que es el amor.
—Sí, sí sé lo que es, es lo que siento por ti. Jamás sentí algo por otra persona, y sé que esto es amor, y que es por ti, porque sólo a ti te pertenece.
—Me engañaste.
—No, sólo fue un intercambio, pero te prometo que jamás volveré a aceptar un trato así, nunca más, lo juro, Alessia. Debes creerme, tú eres todo lo que yo quiero, la única mujer que amo. Yo sólo quiero estar contigo... Tú eres mi mujer.
Ella negó con la cabeza, e intentó soltarse, sin conseguirlo.
—Dime que me amas, necesito escucharlo, Alessia, dime qué aún me amas —le pidió suplicante.
—Tal vez... Nuestro amor se fue con él —pronunció en un tono bajo, sollozando—. Me engañaste, y no puedo perdonarte, no aún.
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Ofrenda a la bestia
Science FictionSi mi historia fuera un cuento de hadas, hoy estaría rodeada de teteras y muebles parlantes, y no de cadáveres de valientes caballeros.