Gimió extasiada, sintiendo las profundas embestidas de él, haciéndola delirar.
—M-Melok.
Salió de ella, para hundirse profundamente de una sola vez, y la joven rubia gritó alcanzado el clímax, clavando sus uñas en la espalda de él.
Y fue imposible, no sentir como él se corría en ella. Su semen, al igual que el resto de su cuerpo, solía tener una temperatura muy elevada.
Melok fue hacia el cuello de ella, y chupó su piel, acariciandole las caderas, sin salir de ella.
—Te amo —pronunció bajo.
El azabache se detuvo al escuchar aquello, y se levantó un poco de ella, para mirarla a los ojos, anonadado. Alessia lo miró, y sonrió con cansancio, acariciándole la espalda.
—Te amo.
—¿M-Me amas?
—¿Sabes lo qué es eso?
Él negó con la cabeza, mirándola a los ojos, sintiendo una calidez extraña en el pecho, al saber que ella sentía aquello por él.
—Es un sentimiento muy grande de amor, que una persona puede sentir por otra. Y al decir que te amo, es decirte también que eres una persona muy importante para mí, que no habrá otro hombre para mí, que tú eres la única persona que quiero a mi lado, en mi vida.
—Entonces yo también te amo —le dijo bajando a sus labios, besándola.
—¿Seré la única para ti? —preguntó entre besos cortos, en un tono bajo.
—Desde ahora serás la única para mí.
"•"•"•"
—Meradia ¿Qué quieres aquí? —preguntó una joven castaña, mirando seria a la mujer azabache frente a ella.
—Tú tienes algo que me pertenece.
—¿Disculpa? —rio, cruzándose de brazos.
—En tu granja de criaturas, acabas de engendrar una que es mía.
—No sé de qué hablas.
—Embarazaste a una criatura con el semen de un wamelkiano, y es mía esa criatura.
—¿Wamel qué? La verdad no sé a qué te refieres, pero si lo que quieres es un bebé para un hechizo-
—Un tipo de piel gris y ojos rojos, estúpida.¿Tienes idea mínimamente las razas de los tipos que usas para procrear?
—No de todos, pero ya sé a quién te refieres —le dijo con el ceño fruncido—. Y no soy ninguna estúpida, jamás había visto un tipo así, y fue muy difícil de conseguir.
—Ellos son estériles, si él pudo engendrar, fue gracias a mí ¡Y se suponía que debía tenerlo con una chiquilla estúpida humana!
—Mira, no me interesa lo que hayas hecho, si quieres ahora a ese bebé, tendrás que pagarme —sonrió divertida—. Y ahora que sé lo especial que es, te saldrá muy caro.
—A la única que le saldrá caro esto, será a ti —pronunció seria, antes de desaparecer.
La humana del mercado debía quedar embarazada, no esa mujer híbrida de la granja. ¿Por qué demonios la chiquilla estúpida no había quedado en cinta?
"•"•"•"
Melok había salido con sus siervos a buscar un par de humanos más en la aldea, y Alessia se había quedado en el castillo con unos oficiales, que custodiaban las murallas.
La joven rubia estaba tallando un arpa en su taller, cuando una mujer se apareció en medio de su sala, tomándola por sorpresa.
—Vaya, parece que nuevamente puedes ver en la oscuridad.
—T-Tú... ¿Qué haces aquí? —preguntó con temor.
—Que poderosos son los fluidos de ese monstruo ¿Verdad? Hasta ciertas habilidades te ha pasado sólo por follarte —sonrió con desagrado, acercándose a ella para tomarla del rostro, y apretar sus mejillas—. Es increíble que alguien tan pequeño, pueda soportar en la cama a una bestia de su tamaño.
—¿P-Por qué está aquí?
—Nosotras teníamos un trato, querida. Yo te devolvía al monstruo, y tú me dabas algo a cambio.
—Ya pasaron dos meses, y-yo... Yo no quedé embarazada, el tiempo pasó... El trato se anuló.
—No quedaste embarazada cuando debías, porque no tuviste sexo con él, porque él le dio su semen a alguien más. Pero, de todos modos me-
—¿Qué? ¿De qué habla? —lo interrumpió, aturdida.
—Oh ¿No sabías nada, niña? —sonrió divertida—. Tú horrible monstruo tuvo sexo con una bruja cualquiera, tómalo como un intercambio, él le dio su semen, a cambio de humanos.
Alessia negó con la cabeza, haciéndose hacia atrás.
—N-No, él... É-Él no-
—¿No haría algo así? —rio—. Son bestias, monstruos, violan y asesinan humanos ¿Qué te hace pensar que él es diferente? A ti te debe ver cómo una bonita mascota follable, por eso no te habrá asesinado aún.
—É-Él no me haría eso —le dijo con lágrimas en los ojos.
—El tiempo pasó, y aunque ya no me sirva, pagarás tu trato. Dile a la asquerosa bestia que la tierra aún reclama su sangre —pronunció seria, antes de tocar la panza de Alessia, y desaparecer.
Asustada y desconcertada, la jovencita se quedó en el mismo lugar, sin saber que le había hecho, hasta que empezó a sentir unos horribles dolores en la parte baja de su vientre, y espalda.
Se arrodilló en el suelo por el dolor, y gritó al sentir una fuerte punzada, tras otra, en su intimidad, dentro de su vientre... Subiendo a su útero.
Meradia no había mentido, se llevaría lo que le correspondía.
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Ofrenda a la bestia
Science-FictionSi mi historia fuera un cuento de hadas, hoy estaría rodeada de teteras y muebles parlantes, y no de cadáveres de valientes caballeros.