Eraztek se acercó a la ventana de su habitación, y al abrir las cortinas, se encontró con la vegetación viva, verde. Pequeños animales en los árboles, pájaros trinando, rayos de sol entrando a su oscuro reino.
¿Qué demonios había hecho?
—¿Te das cuenta ahora las consecuencias de tus actos? ¡Esa mujer es un peligro para todos!
Miró los árboles por última vez, y luego asintió con la cabeza, antes de cerrar las ventanas.
—Le diré que se vaya hoy, preparen una comitiva para llevarla.
—De acuerdo.
Esperó a que Deik se fuera, y luego se dirigió al baño de la habitación, donde estaba Tifay. La jovencita estaba sentada en la tapa del retrete, cubierta con una bata, mirando hacia abajo.
—Lo siento —susurró—. Yo me sentí muy feliz... Y no pude controlar mis dones. Cuando me vaya, todo volveré a ser como antes.
—Eso espero. Vístete, te llevarán al castillo.
—Está bien —pronunció bajo, sin mirarlo aún.
Él la observó por última vez, y luego la dejó sola, saliendo del baño. Le daría su espacio para que se cambiara.
"•"•"•"
Miró el frasco de cristal que tenía en sus manos, y luego el cuerpo de aquella mujer que yacía sin vida junto a sus pies. La muerte había sido muy tranquila e indolora para Alessia, para lo que ella merecía.
—Dudo mucho que tu alma encuentre paz, pero yo ya cumplí mi palabra —pronunció antes de quemar su cuerpo en llamas negras, hasta reducirlo a cenizas.
Las observó esparcirse con el viento, y luego desapareció de allí, para dirigirse hacia el reino de Wamelk.
—Joven rey, como ha cambiado su reino desde la última vez que estuve aquí. ¿Qué fue lo pasó? ¿Estás perdiendo poder? —sonrió con burla.
—Eso jamás —frunció el ceño—. ¿Y por qué estás aquí, demonio? Yo no te he invocado.
—Lo sé, pero me han dicho que esto te pertenece.
Eraztek miró el frasco que el demonio tenía en sus manos, confundido.
—¿De quién es esa luz?
—De Alessia, su ex reina —sonrió con divertido.
—Esa humana jamás fue reina de nuestras tierras, sólo fue una pobre ramera que se metió en la cama de Melok. La... Única reina que tiene Mawelk, es Tifay de Hermíferas, mi mujer.
—Esto es increíble ¿Tú también te metiste con una mujer? ¿Te casaste? ¿Que es lo qué pasa con ustedes, mawelkianos? ¿Por qué ahora buscan mujeres?
—Yo no lo busqué, fui obligado para unir nuestros reinos y formar una alianza, para acabar con el demonio qué esa zorra soltó.
—Hermísfera, ¿Es un hada nocturna?
—No, su padre lo es, ella es igual a su madre, un hada de la vida, la naturaleza y la fertilidad. Es por eso que me reino ha cambiado.
—Y ella decidió cambiar tu reino ¿Y tú no hiciste nada?
—Yo ni siquiera sabía lo que estaba pasando fuera de nuestra habitación real —pronunció molesto.
—Espera ¿Consumaron su matrimonio? ¿Recuerdas que Melok tuvo una hija con un hada también? Porque si tú me estás diciendo que esa mujer es un hada de la fertilidad y la vida, y ya has visto lo que ha hecho con tu reino ¿Qué no haría con tus células en su cuerpo?
—¿Mis células?, no entiendo nada.
—Con tu esperma, tus posibles hijos. Quizás pudiste haberla dejado embarazada. O tal vez ya lo está.
Eraztek lo miró a los ojos, y luego se giró, dándole la espalda, mirando la luz de Melok, y su luz también.
—Ese ya no es mi problema, es ella quien lo lleva, no yo. Además, ahora está en los bosques del este, obviamente que con su poder, yo no podía tenerla aquí.
—Aún conservas ese lado humano —rio—. Pero aún así debes saber, que si ella tiene una criatura tuya, la asesinará, ya que ustedes comen carne, humana.
—Ella es un hada, no una humana.
—El hada que albergó la hija de Melok, murió. La criatura se comió todos sus órganos internos, antes de que él llegara a tomarla.
—Pues será una lástima —pronunció ausente, intentando sonar despreocupado.
"•"•"•"
—Días después—
La vegetación del bosque que rodeaba al castillo, día a día se iba muriendo de a poco, como el ánimo de la joven reina. Ella no era feliz estando encerrada, quería salir, estar en contacto con la naturaleza.
Pero Eraztek se lo había impedido. Hasta que no terminaran las murallas, que pudieran protegerla de algún tipo de ataque repentino, la jovencita no podría salir de allí.
No conocía a nadie, no tenía amigos, y los guardias de Mawelk no hablaban con ella. Sabía que la mayoría de los soldados eran una especie de zombies, ya que no hablaban ni razonaban, pero habían algunos que sí.
Y Eraztek... Le había enviado cartas, pero ninguna había contestado el rey. De cierto modo, sentía que él estaba enojado con ella. ¿Por qué?
Luego de que él hablara con uno de sus consejeros, Deik, la actitud había cambiado completamente. Ni siquiera se había querido despedir de ella al momento de ser escoltada.
La última noche en Mawelk la había pasado en una habitación sola, Eraztek no había querido estar con ella.
Escuchó que alguien se acercaba a la habitación real, y se obligó a sentarse en la cama y colocarse su corona, antes de ponerse de pie y arreglar su vestido.
—Señora, el rey Eraztek está aquí, solicita su presencia.
—¿Eraztek? —pronunció sorprendida.
—Así es, el soberano quiere que baje a recibirlo.
Ella asintió con la cabeza, y salió de la habitación, siendo seguida por el oficial. Llegaron hasta las grandes escaleras, y la jovencita miró con sorpresa al rey.
Hizo un pequeña reverencia y se acercó a él.
—Mi señor ¿Por qué me honra su presencia el día de hoy? —preguntó con cierta ilusión, con una suave sonrisa.
—Déjenos solos —les dijo a los oficiales.
Cuando quedaron solos, sacó algo de un pequeño saquito de cuero, entregándoselo a ella, quién tomó curiosa el pequeño frasco de cristal.
—¿Qué es esto?
—Quizás tu salvación. Quiero que lo tomes, y luego permanezcas en reposo.
—¿Por qué? ¿Qué es?
—Esto te salvará la vida.
—¿Salvarme la vida? No estaría entendiendo de qué me estaría salvando —le dijo confundida.
—Si tú llegaras a estar embarazada, esto interrumpirá el embarazo. De ese modo, te salvaría la vida. Debes beberlo esta tarde, y luego hacer reposo. Si no lo estás, no te pasará de nada. Pero si lo estás, parecerás dolores muy fuerte en el vientre.
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Epílogo el próximo ❤️ lamento la demora, muchas gracias por esperar!! 😘❤️💕
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Ofrenda a la bestia
Science FictionSi mi historia fuera un cuento de hadas, hoy estaría rodeada de teteras y muebles parlantes, y no de cadáveres de valientes caballeros.