Ahí estaba, tirado en su cama mirando el techo. Aún no podía asumir que Jimin se haya ido, ¿estaba siendo exagerado? ¡Claro que no! De un día a otro se entero que había dejado la escuela e incluso que ahora seguramente estaba en un avión camino a quién sabe dónde.
─ Mierda, soy tan imbécil. ─ el pelinegro cubrio su rostro con ambas manos. ─ Lo peor es que es debido a mí qué pasó todo esto, si yo tan sólo no hubiera sido hijo de puta. ¿Cómo pude hacerle tanto daño?...Me gustaría que supieras lo mucho que me dolía verte llorar, sobretodo si yo te había hecho llorar.
Suspiró y se cubrió con la sábana, al menos si no vería más a Jimin en la escuela, lo vería en sus sueños.
Abrió los ojos, estaba acostado en el suelo y todo estaba oscuro. ¿Dónde estaba? Se levantó del suelo y comenzó a caminar sin rumbo. A medida que fue caminando, la oscuridad había comenzado a desaparecer y cada vez se hacía más grande una luz al final de aquel lugar.
Corrió, no sabía porqué pero lo hizo, corrió hasta esa luz. Una vez ya no había oscuridad, comenzó a mirar al rededor. Escucho una suave risa que conocía muy bien, busco con desesperación al dueño de aquella bella risa que volvía loco a su corazón.
Sintió como le tocaban el hombro, se volteo de inmediato y sonrío.
─ Jimin...
Capturó al más bajo entre sus brazos, escondiendo su rostro en el hueco que había entre su hombro y su cuello, donde su olor se hacía más fuerte.
─ Jimin, yo...perdón, perdón por todo Jiminnie.
Jimin lo empujó, rompiendo el abrazo. Miró a Yoongi con desprecio, asustando al mayor. Pues a pesar de todo lo que le había hecho, Jimin nunca lo miró de esa forma que hacía su corazón doler.
El más bajo se dio la vuelta y comenzó a alejarse, Yoongi quiso gritar pero sentía un nudo gigante en la garganta que se lo impedía. Cuando trató de ir corriendo detrás de él, se cayo al suelo. Miró sus pies y se dio cuenta que estaba atado a cadenas que le impedían moverse.
A medida que Jimin se alejaba, la luz se iba con él, dejando que a Yoongi lo tragara la oscuridad.
─ No, no. ¡Jimin, ayúdame por favor! ¡Jimin!
─ ¡Jimin! ─ despertó, estaba en su habitación, sólo había sido un sueño. ─ Si sólo fue un sueño, ¿por qué me duele de esta manera el corazón?
Se levantó de la cama y miró la hora en el reloj, eran la seis de la mañana. Suspiró, bonita forma de comenzar el día.
Una vez estando en la escuela, comenzó a buscar a Jimin. Quería confirmar por sí mismo que se había ido y no que el rarito le había mentido, pues pensaba que este solo le había dicho qué se fue para molestarlo.
Buscó por todas partes, incluso le preguntó a los demás por él, pero nada. Era real, Jimin se había ido.
Cubrió su rostro con sus manos y se deslizó por la pared del pasillo, quedando sentado en el suelo. No podía creerlo, no podía creer que había sido tan hijo de puta como para que Jimin se fuera de la escuela y del país.
─ Vaya, te ves como la mierda, amigo. ─ sintió como alguien se sentaba su lado.
─ Mira, J-Hope, si quieres joder anda a otro lugar. No estoy con ánimos para tus mierdas.
─ Wow, tranquilo tigre. ─ el de cabello castaño abrió una botella de jugo, bebiendo de esta. ─ Anda, dime qué te pasa. No como Suga, sino como Yoongi.
─ ¿Acaso hay diferencia? ─ arrebato la botella de la manos del contrario y tomó un sorbo de esta.
─ Claro que lo hay, Suga es un hijo de puta insensible y Yoongi es un hijo de puta, pero muy profundo y sensible. Un poquito emo si me preguntas.
El mayor soltó una risa al escuchar aquella descripción de su persona, que no estaba tan lejos de la realidad.
─ Hoseok, ¿te acuerdas cuando te gustó Taehyung? A pesar de que tenía lentes y frenillos, estabas loco por él. ─
El contrario se rasco la nuca, porque algo que nadie sabía era que aquel chico de sonrisa cuadrada con el que siempre discutía, le seguía gustando y haciendo de sus sentimientos un desastre.
─ Bueno, digamos que me pasa lo mismo...Pero con Jimin.
Hoseok abrió los ojos y miró de inmediato a su amigo.
─ ¿Estás bromeando? Lo molestas cada día, si no lo molestas tú, alguien más de nosotros lo molesta y nunca dices nada. Siempre lo llamas ballena gorda, cerdo asqueroso y no olvidemos de cuando lo llamaste marica con grasa.
─ Muchas gracias Hoseok, me hiciste sentir aún más como un maldito hijo de puta. ─ se pasó las manos por el rostro. ─ Nunca te conté, pero yo lo conocía de antes. Dios, si lo hubieras visto cuando tenía once. Era lo más dulce del mundo, pero lo mejor es que toda su dulzura era para mí. ─ sonrío al recordar al Jimin de once años, que nunca dejaba de seguirlo a todos lados.
─ Viejo, ¿por qué lo hiciste? ㅡ la voz de su amigo tenía una pequeña pizca de decepción, pero entre ellos no eran quién para juzgar, pues ambos habían hecho cosas parecidas con las personas que les gustaban.
─ No lo sé, al llegar aquí me volví popular casi en un parpadeo. Y cuando llegó Jimin, todos comenzaron a mirarlo con asco...y yo no fui la excepción. ─ suspiro. ─ Qué imbécil que fui, no, qué imbécil que soy.
Hoseok aún seguía sorprendido y se sentía algo mal por el hecho de ser uno de los que más se burlaba de Jimin, pero ahora su amigo lo necesitaba y sin importar qué, él lo ayudaría.
─ Si estás tan arrepentido, cuando venga a clases pídele disculpas.
─ No es tan fácil, Hope, Jimin se fue. Se fue de la escuela, se fue del país. Se fue de mi vida, ¿entiendes?
Hoseok no dijo nada más, simplemente se quedó a su lado compartiendo aquella botella de jugo.
─ Amar es una mierda.
─ Lo sé, Hope, amar es una mierda.
Ambos se miraron y sonrieron un poco, los dos tenían en mente a esa persona a la que tanto le habían hecho daño.
.
.
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.Estaba nervioso, veía como todos en aquel salón bailaban de forma increíble y además tenían un cuerpo increíble.
─ Uh, disculpe, profesor. ¿Usted cree que yo pueda entrar aquí?
El hombre que estaba al frente suyo dejó de leer los papeles que tenían información de Jimin, lo miró seriamente y luego sonrío.
─ Claro que sí Jimin, nosotros te ayudaremos a bajar de peso y además de convertirte en un bailarín de la mejor calidad.
Jimin sonrío y sus ojos brillaron como nunca antes.
─ ¿Realmente cree eso? Pero, en Corea me habían dicho que por...por mi peso no podía ser bailarín.
El hombre se acercó a él y le revolvió el cabello.
─ No dejes que nadie defina tus límites, el único límite es tu alma. ─ el hombre le sonrío, le entregó los papeles que tenían una firma y se fue hasta un grupo de bailarines que estaban calentando.
Jimin suspiro, se sentía mareado de tanta emoción. Miró los papeles de inscripción, vio aquella firma que estaba al lado de la palabras "Accepted".
─ Ya vas a ver cuando vuelva, Yoongi.
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𓆩𝑪𝒂𝒎𝒃𝒊𝒂𝒔𝒕𝒆 𓆪꒱࿐ [윤민]
Fanfiction"Gordo asqueroso", "Deberías irte de este mundo", entre esos y muchos más insultos eran los que el pobre Park Jimin escuchaba diariamente. No podía ser feliz, no podía ser feliz por su tamaño ni por sus gustos...ni por él. Park estaba decidido, se...