Primer libro de la Saga Inmortal.
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─ "Su aroma me atraía mas de lo que quería, de lo que podía controlar, su sonrisa inocente me seducía sin pensar, sus ojos tan perdidos en el alcohol y sus labios tan rojizos por los besos... Era el...
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La música del bar llenaba el ambiente, el cual era relajado y alegre, algunos miraban el partido de fútbol que se trasmitía por ese canal, otros jugaban al billar y la mayoría charlaba entre ellos bebiendo y coqueteando.
Algo en lo que Gun nunca fue experto en hacer y todos sus amigos lo sabían.
Gun llevaba en mano una cartera dorada con estampado que se le había caído a una chica al entrar al bar y ese detalle no paso desapercibido por los metiches de sus amigos.
— Linda cartera –el primero en burlarse había sido Plan
— Una chica lo dejó caer al entrar al bar, Gun lo recogió, pero no quiere entregárselo por pena –dijo Saint tomando asiento al igual que Gun
— ¡Oh vamos! ¿Que tan malo puede ser? –pregunto Mew con una sonrisa burlona en su rostro
— Muy malo, ¿Que tal si me da un ataque de nervios?
— Gun –la voz divertida de Saint se escuchó – Solo le vas a regresar su cartera a la chica, no es como si la fueras a besar
Después de tantos sermones, fue Plan quien le entregó la cartera a una hermosa chica rubia, la cual le invitó un trago y le dio su número.
Plan regresó a la mesa con una sonrisa traviesa plasmada en su rostro, en otras circunstancias, se hubiera sentido mal por no ser él quien entregara esa cartera, pero no lo hacía.
Es mas, podría decirse que por su pecho corría esa sensación de alivio.
— Bueno, ya que el asunto de la cartera fue arreglado, propongo un brindis por nuestro amado Mew, que dejará de ser un hombre libre para convertirse en ama de casa –un golpe le fue dado en la cabeza a Rathavit por parte del mencionado, causando la risa en los presentes
— ¡Salud! –dijo Napat y el tintineo de las copas sello el brindis
— Sigo sin entender Mew, ¿Como alguien como tu pudo caer tan bajo? –pregunto Saint ganándose un codazo por parte de Gun
Mew, lejos de molestarlo, sonrió divertido, pues el rostro de Suppy, como le decían de cariño, estaba tiñéndose de rojo debido al alcohol.
— Ni yo se como explicarlo, solo. sucedió. Amo a PunPun y no me arrepiento de casarme con ella
Todos en la mesa notaron la sonrisa soñadora en los labios de su amigo, él era un caso perdido, no obstante, PunPun era una chica dulce y noble, que cuidaría de Mew sin dudarlo.
— ¿Otra vez están hablando de PunPun? –una voz femenina los hizo girar y sonreír ante la llegada de la única chica de su grupo
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