Primer libro de la Saga Inmortal.
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─ "Su aroma me atraía mas de lo que quería, de lo que podía controlar, su sonrisa inocente me seducía sin pensar, sus ojos tan perdidos en el alcohol y sus labios tan rojizos por los besos... Era el...
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─ ¿Por que me trajiste aquí?
Gun se cubría de forma tímida su desnudez, recién se había despertado y notado que no estaba mas en su casa, sino en una lujosa mansión.
¿Como había llegado ahí? ¿Cuando lo hizo?
Mark simplemente se quedó observando a su destinado, sus emociones eran tan variadas que le era difícil poder decidir entre lo que realmente sentía y lo que quería sentir.
─ ¿Creíste que te iba a dejar seguir viviendo con ese hombre? ─una risa escalofriante salió de sus labios asustando al chico en la cama ─ ¿Tanto así te gusta como coge?
Los puños del vampiro se apretaron a tal grado de volver sus nudillos completamente blancos, enojado era decir poco en realidad, cuando recordaba que su pareja se había acostado con otro hombre.
─ Tu no deberías de traerme aquí ─se quejo Napat, bajando la cabeza
Un acto entero de sumisión solo para su compañero, algo común entre humanos y seres inmortales.
─ Eres de mi propiedad y yo puedo llevarte a donde yo quiera ─levantó bruscamente su mentón ─ Tu no puedes huir de mi
El pecho del humano se oprimía de una manera horrible, las lágrimas se amontonaban en sus ojos, pidiendo salir, se sentía tan vacío y roto por dentro.
Como toda su vida había estado.
Tanto tiempo luchando para volver al mismo punto, para volver a ser tratado como un objeto.
─ No puedes mantenerme toda mi vida aquí ─susurró en voz baja Gun, aun con su mirada clavada en las finas sabanas que cubrían su cuerpo maltratado
─ ¿Me estas retando Gun? ─siseo Mark en respuesta ─ No quieres quedarte aquí, al lado de tu legítima pareja, pero, ¿quieres volver a esa casa donde tu padre te folla? ¿A que crees que estas jugando?
─ Tu no sabes nada de mi pasado ─las lágrimas ya caían en picada sobre las suaves mejillas de Napat
─ Ni tu del mío ─dicho esto Siwat se retiro, dejando a Gun solo en aquella habitación
─ Pero quisiera conocerlo ─susurró el chico en la soledad del cuarto
Ambos hombres sufrían por igual, pero ninguno decía nada, el orgullo se lo impedían, cada uno tenía un pasado que su pareja desconocía, pero eso era suficiente para que su relación se estancara.
¿Podrían seguir realmente con su unión?
Ni siquiera ellos mismos lo sabían y era justamente aquello lo que les aterraba...
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