¿Quien dijo que ser egoísta es malo?

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Saint

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Saint

─ ¿Mew? ─el tono suave e incrédulo afecto mi voz

Ahí estaba él, con esa hermosa sonrisa que me volvía loco, parado enfrente de mi, ni siquiera planeaba rechazarlo, aunque debería, porque cuando Mew aparecía, todo en mi tenía sentido.

Porque eso es lo que pasa cuando la conexión llega mas allá de los limites comprendidos.

─ ¿Me extrañaste bebé?

Sin contestar, lo tome de la camisa y lo jale al interior del departamento, uniendo nuestros labios en un beso necesitado y cargado de lujuria.

Pronto sentí sus manos en mis muslos, haciendo que enrollara mis piernas en su cintura sin romper el beso que ahora bajaba a mi cuello.

Sus dientes mordían, tirando de mi piel, dejando marcas, un gemido salió de mis labios cuando Mew me estampo contra la pared con fuerza, en una forma agresiva que me calentaba.

─ Mew... Por favor ¡Ah! Vamos a mi habitación

Sonrió de manera maliciosa antes de volver a besarme con brutalidad, aun con mis piernas enredadas en su cintura, Mew me llevo hasta la habitación, donde me arrojo a la cama sin delicadeza alguna.

Él aun de pie, se quito la camisa, dejando ver sus perfectos músculos bien esculpidos que eran capaz de exitarme con tan solo verlos.

Mew era perfecto en todos los sentidos.

Una sonrisa arrogante se formo en sus labios, el muy maldito sabía lo que causaba en los demás y lo usaba a su favor cada que podía.

Me quito la playera mientras volvía a morder mi cuello, deslizando mis shorts por mis muslos, de manera pausada y sensual, tocando mas de lo necesario, calentándome a cada toque de sus manos en mi piel.

─ Mew... Te necesito ¡Ah! ¡Joder! ─un dedo se introdujo en mi entrada

─ Quiero que me muestres cuanto me has extrañado Suppy ─su voz ronca solo consiguió exitarme mas

─ Es suficiente... Metelo ahora ¡Ah! ¡Mhm!

Los ojos completamente negros de mi amante me dejaron en claro a la bestia que había liberado, iba a ser devorado y mi cuerpo temblaba ansioso por eso.

De una se retiro el pantalón y el boxer para luego arrancar el mío de un tirón, me tomo del brazo y me coloco en cuatro sobre la cama para introducirse de una en mi.

─ ¡Ah! ¡Mew! ¡Tan profundo! ¡Mhm!

─ Estas mas apretado ¡Ah! ¿Me estuviste esperando bebé? ─gruño en mi oído

─ ¡Ah! Si... Te quería a ti, solo a ti ¡AH! ¡MEW! ─el ritmo de las embestidas comenzó salvaje indicando la pasión que llevaba contenida

Su pene desgarraba las paredes de mi recto, haciendo que el dolor y el placer se mezclen, el sexo con Mew era asombroso y ahora recordaba el porque ambos no podíamos dejar de hacerlo.

Destino Indeseado ➡ MarkGun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora