CAPÍTULO 25: CONTRA RELOJ

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No existe ser más malintencionado que el tiempo. La penumbra de la sala -el origen y discurrir de una gran catástrofe que estaba por venir-, el choque de armas, los cuerpos del público que habían sido sometidos al Haki de Eustass Kid ahora enterrados por el derrumbe de parte del techo... Todo aquello conformaba una escena desoladora e impactante, era una bomba de relojería en su máximo esplendor.

Bajo esos escombros, Luffy y Nami estaban agazapados uno protegiendo a la otra. Se miraban mutuamente. Él expectante ante el siguiente movimiento de la mujer y queriendo leer cada mínima de sus reacciones. Como resultado a lo que percibió, sus ojos negros exhalaron chiribitas y su cuerpo de goma se endureció de rabia mal pagada.

No era normal aquello que veía, aquella expresión de la chica cargada de emociones entrelazadas: miedo, contradicción, impotencia... Su pálido rostro roto de angustia en consecuencia de recibir la orden de su capitán. Por alguna misteriosa razón ella no quería acatarla y Luffy lo vio más claro que el agua.

¡¡LEVÁNTATE DE UNA VEZ!! No quieras que lo repita —ladró Kid perdiendo los estribos mientras se defendía de los ataques del vicealmirante Momonga.

Ahora mismo Kid estaba rompiendo con su palabra de ayudarla en todo lo posible con su cometido. Él solo quería marcharse de allí. Si la navegante no estuviera acostumbrada a llevar ya a alturas como estas el alma tan cargada de emociones como la llevaba, hubiese explotado hace mucho. Ella no podía retirarse, simplemente no podía. Ese hombre le estaba pidiendo lo impensable. Ya podían plantarse los tres almirantes en sus narices que ella no cedería un ápice ante sus oraciones habiendo llegado tan lejos.

Tsk... ¿¡Es que no me escuchas!? —empezó a caminar hacia ellos lleno de cólera al tiempo que dejaba fuera de combate al invicto Momonga.

Y cada vez que él daba un paso hacia delante, la pobre joven veía cómo se disipaba toda esperanza que le quedaba. Si le hacía caso y se marchaban juntos de la isla, ¿qué sería de su hermana? ¿qué quedaría de este edificio y de los productos si Luffy encarase a Kizaru? Se vendría más a pique, aún más de lo que ya estaba. Por la otra parte, ¿y si se quedaba? ¿Cómo iba a sacar a Nojiko de ese inframundo sin el pelirrojo de aliado?

Daba igual desde qué perspectiva lo intentase estudiar. Sabía que Eustass Kid o los Mugiwaras acabarían con ella cuando todo eso diese su fin. De hecho, aún no acababa de digerir el porqué Monkey D. Luffy no la había dejado morir. Definitivamente cada uno de sus intentos resultaba infrectuoso desde el momento cero en el que se enamoró de él. Nada le salía bien en la vida. Siempre había sabido con qué reglas se regía este mundo. Había tenido todo este tiempo a dos piratas bajo sus pies y no supo sacarle tajada. Tuvo que encariñarse de los dos. Tan patética, tan débil, tan ingenua. Sus ojos se humedecieron.

Estaba en frío. Fue un shock en estado puro. No podía pensar con claridad, de procesar todos los acontecimientos precedentes. Su capitán estaba a tres pasos y ella debía actuar, era difícil analizar los pros y los contras en esas condiciones, tan abrumada, arrinconada por el cuerpo de su ex capitán. Se estaba volviendo loca, todo en su cabeza se convertía en neblina y en cualquier momento sentía que iba a colapsar ahí tirada en el suelo ante el escrutinio de ambos. Como prostituta que había sido prestada a la humillación por y para hombres.

¿Quieres cerrar el pico, desgraciado? —rugió Luffy de sobremanera.

¿Huh...? ¿No me digas que aún tienes fuerzas para protestar, Mugiwara?

Esto... —sonrió como un poseso mientras emergía de ruinas y se extraía los hierros que habían perforado profundamente sus carnes —¡Esto no me hace nada! No pienses que voy a dejar que huyas por patas, cobarde.

TRAICIÓN PLANIFICADA (Luffy×Nami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora